Las Plumas

Momentos de la política

Monreal y Adán Augusto

Momentos de la política

En más de un sentido, y sin ánimo de exagerar, podría reconocerse que la política vive hoy uno de sus más difíciles momentos, lejos del brillo y la alcurnia que le atribuyen algunos de sus defensores más optimistas. Episodios recientes, quizá de sobra conocidos por la opinión pública, ponen a esta actividad en una difícil situación frente a los ojos de la opinión pública.

Pero es claro que son los actores de esos episodios los que inicialmente resultan perjudicados con los lances que protagonizan, y no tanto la actividad en cuyo contexto los llevan a cabo, aunque casi necesaria o rudamente una cosa lleva a la otra. Así sucede con los muy relevantes casos beligerantes que han venido ocurriendo a últimas fechas en el ámbito del que se habla.

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Un primer pleito en el Senado se produjo durante la semana inicial de diciembre. Un legislador morenista jaloneó en el pleno de esa cámara a un homólogo panista. Los protagonistas de este episodio no son muy conocidos. El caso es que el senador morenista dijo que agredió al panista porque "así se lo dictó su instinto" y porque "tenía que defender a su coordinador", Adán Augusto López Hernández.

De qué o por qué tenía que defenderlo es lo de menos. Pero el verdadero zafarrancho se produjo después cuando un grupo de morenistas se acercó a la bancada panista para pedir a sus integrantes que salieran del lugar para darse de moquetes (no lo dijeron así, pero tal es la idea). En las imágenes de esta reyerta se vio muy activo o beligerante al citado senador López Hernández, casi con ganas de cambiar golpes, o esa fue la impresión que dejó traslucir.

Todo está muy bien (dígase de este tropical o superficial modo), pero valdría la pena preguntarse qué hacen normal o realmente los senadores, excepto aprobar a toda velocidad lo que tienen que aprobar, le entiendan o no a la cuestión, hoy como ayer. Aunque, hablando con franqueza, seguramente a nadie le importaría que se agarraran a golpes cada tercer día en su lugar de trabajo, pero siempre y cuando desquitaran realmente su salario. Sea como sea, no deja de llamar la atención que en el Senado existen integrantes suyos que actúan en función de los dictados de su instinto, lo cual puede resultar clínicamente hasta peligroso. Por supuesto que lo deseable sería que ese instinto no fuera tanto de pugilista atrabancado que busca demoler a su rival en el ring. Más bien habría que esperar que estuviera bien orientado a la hechura de leyes de verdadero beneficio ciudadano. Nunca en demérito de causas que ameritan ser estudiadas verdaderamente en las Cámaras respectivas y no aprobadas al vapor, como suele ocurrir, también hoy como ayer.

Las cosas, en cambio, se pusieron un tanto peor con el choque o pleito entre los coordinadores de los diputados federales, Ricardo Monreal Ávila, y el de los senadores del mismo partido, Adán Augusto López Hernández. Por eso sorprende el ácido o agresivo tenor de su diferendo, hecho público sin mayores contemplaciones. Debe reconocerse en favor o perjuicio de Morena que ni siquiera en el mismo PRI en sus tiempos de gloria ocurrieron choques de esta naturaleza.

Monreal Ávila y López Hernández son hoy por hoy dos de los principales políticos existentes en el ámbito nacional, más que nada por la naturaleza de las tareas que desempeñan. Por eso, resulta difícil asumir de buenas a primeras que hayan resuelto enfrentarse o, mejor dicho, que el exsecretario de Gobernación decidiera cuestionar al exlíder de la Cámara de Senadores. La decisión que propició el enfrentamiento público no debió ser para tanto: una reducción presupuestal para el Senado definida en la Cámara de Diputados.

Con eso bastó, en apariencia, para que Adán Augusto se lanzara rudamente contra Monreal, poniendo en duda su eficiente manejo financiero en la Cámara de Senadores cuando estuvo en su liderazgo. Pleito verbal fuerte de un solo lado. Porque Monreal no contestó como se pensó que lo haría. No debe faltar mucho para que se saluden de nuevo como si nada hubiera ocurrido. Y más cuando la presidenta Claudia Sheinbaum los llamó a "tener cabeza fría y estar en total unidad". Ni de broma cabría suponer que este inesperado par de contendientes pretenderá ignorar esta exhortación de la presidenta.

Queda en claro, por lo demás, que los ánimos políticos se están caldeando en el terreno legislativo, cuando apenas va comenzando el sexenio. La contundente presencia de Morena en el país tendría que ser útil para que ocurra precisamente lo contrario. Aunque puede ser un tanto difícil que el día de mañana se repita un episodio como el que recién protagonizaron los jefes de las Cámaras de Senadores y Diputados. Sería el colmo...

armentabalderramagerardo@gmail.com