La reducción de daños y la naloxona en México
No es igual usar drogas en la calle, que en un espacio listo para ser atendido por expertos en salud, con material y equipo para atender imprevistos
La reducción de daños es un modelo de intervención en salud pública que busca mitigar los daños asociados al consumo de drogas incorporando una serie de estrategias que van desde el uso seguro hasta la abstinencia. Parte de sus intervenciones son los programas de intercambios de jeringas que consisten en brindar agujas estériles a las personas que se inyectan drogas con el propósito de evitar la transmisión de las hepatitis y el VIH, así como la provisión de metadona y buprenorfina, pasando por la instalación de salas de consumo supervisado a donde las personas que usan sustancias pueden acudir a consumir de forma segura bajo la supervisión de personal proveedor de salud.
La reducción de daños no es nueva, se habla que uno de los primeros hitos en la historia relacionado con ella es el Comité Rolleston en Reino Unido a principios del siglo XX, que fue el primer antecedente de los programas de prescripción de heroína que existen hasta nuestros días en distintos países y que buscan brindar calidad de vida y salud a las personas que han desarrollado una adicción o un consumo problemático devolviéndoles la dignidad.
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Una de las estrategias que también se involucra en los espacios de consumo supervisado son los programas de análisis de sustancias, ya que las drogas en esta modernidad son cada vez más tóxicas gracias al crimen organizado que las contamina al fabricarlas buscando que su negocio sea cada vez más redituable, el propósito del crimen organizado es disminuir costos de fabricación y aumentar las ganancias a costa de la vida de las personas. La estrategia de los programas de análisis de sustancias consiste en analizar las drogas que las personas van a consumir para descartar agentes tóxicos y nocivos que pudieran desencadenar la muerte o problemas severos a la salud, tal como lo es la crisis de sobredosis que EUA, Canadá y actualmente el noroeste de México. En México se cuenta con programas de este tipo en las ciudades que reportan mayor incidencia en el consumo de drogas de alto impacto, por ejemplo, Tijuana, Mexicali, Ciudad de México, Estado de México, Aguascalientes, etc. Además, Mexicali y Tijuana cuentan con espacios supervisados para el uso seguro de drogas. No es lo mismo usar drogas en la calle a expensas de la intoxicación por drogas adulteradas, que, en un espacio preparado para atender alguna situación adversa bajo la supervisión de expertos en salud, con material y equipo destinado a atender imprevistos como la sobredosis. Muchos dirán, "es preferible no consumir que arriesgarse usando drogas adulteradas", la abstinencia es una meta ideal, la realidad es que las personas usan drogas por distintas razones, una de ellas es porque les provocan placer en un mundo de displacer. Muchas lo hacen no porque sean rebeldes o desafiantes, sino porque responden a las adversidades de la vida que les ha tocado vivir. Todos buscamos automedicarnos ante un malestar, sucede igual con el consumo de ciertas drogas, el uso de drogas también es una respuesta natural ante el dolor o el trauma. La tesis de Maia Szalavitz de que la adicción no es una enfermedad sino un desorden del aprendizaje nos da pauta a desestigmatizar el consumo problemático de drogas. La adicción se aprende y al igual se desaprende dice Szalavitz. Por otra parte, Gabor Mate eminente psiquiatra canadiense nos lanza el desafío: "no nos preguntemos porqué las adicciones, preguntémonos porqué el dolor". Muchas personas que desarrollan una adicción han pasado por trauma en la infancia o dolor no resuelto y es importante comenzar desde ahí a atender dichos detonantes.
Actualmente sustancias como los nitezenos, la Xilacina y el fentanilo son cada vez más presentes en drogas que el crimen organizado se encarga de traficar y poner a disposición de las personas. Por tal razón es importante instalar programas que le informen a las personas lo que están a punto de consumir, esta medida reduce tasa de muerte por consumo de sustancias contaminadas.
La provisión de Naloxona es mandatoria en México sobre todo ahora que en la frontera la presencia de Fentanilo, Xilacina y los nitezenos comienzan a ser perceptibles a través de los programas de análisis de sustancias que existen en Tijuana y Mexicali. Tan sólo en Mexicali el 50% de las muestras analizadas en este año salieron positivas a Xilacina, un medicamento veterinario que se utiliza para tranquilizar caballos y que mal administrado puede ocasionar infecciones severas en tejidos y/o la muerte.
La Naloxona en México está clasificada como un psicotrópico por la Ley General de Salud, es un error garrafal que a México le está costando vidas, la Naloxona es uno de los medicamentos más seguros incluso para personas que por error pudieran tomarlo. Desde 2021 Senadores como Olga Sánchez Cordero y Ricardo Monreal presentaron dos iniciativas para desclasificar la Naloxona y ponerla a disposición de las personas que la requieren. Este medicamento es un antagonista opioide que sirve para rescatar vidas cuando se presentan una sobredosis por opioides. Hoy es momento de retomar la conversación en el Senado e impulsar de nuevo la iniciativa.