Las Plumas

La Política a la mexicana

En el “nuevo” PRI de Moreno Cárdenas se darán cuenta de que el arribo de este político al mando partidista podrá ser más contraproducente que benéfico

La Política a la mexicana

La política mexicana (o a la mexicana, mejor dicho) a menudo no suele descansar a la hora de agredir principios relacionados con la lógica o el sentido común. Al contrario, en ocasiones (con mucha frecuencia) parecería que lo que se busca en ese quehacer es vulnerar o destrozar toda buena noción o referencia de conducta pública. Así habría que entender la reelección dominical de Alejandro Moreno Cárdenas como mandamás y, si se quiere, como dueño absoluto de un partido como el PRI.

Los entendedores de esta clase de menesteres quizá nunca esperaron que los sucesos tricolores de que se habla mostrarían el desenlace que ocurrió en el contexto dominical en la capital del país. Al parecer sin muchas dificultades, por lo menos en el ambiente mismo del evento respectivo, Moreno Cárdenas afianzó su permanencia como jerarca nacional del PRI hasta allá por el año 1932 con posible o segura reelección de por medio en el mando.

Tales son las discutibles buenas nuevas que “Alito” fraguó para el conglomerado priísta. La verdad es que no dejaron de campear razonables dudas de que lograría sus propósitos con la facilidad o el desparpajo que lo hizo. Cabe hacer notar, en este contexto, que todavía se permitió anunciar que en el PRI se acabaron “las vacas sagradas”, en alusión seguramente a los grandes personajes políticos que militan en ese partido. Sin embargo, “Alito” pronto se dará cuenta de lo mucho que necesitará a quienes identificó de la manera en que lo hizo.

Si como hasta en la NASA lo saben, es decir, que por la víspera se saca el día, en este “nuevo” PRI de Moreno Cárdenas se darán cuenta de que el arribo de este político al mando partidista podrá ser más contraproducente que benéfico, como incluso ya está ocurriendo tal percepción. Prueba de ello es que, por ejemplo, en la víspera dominical un priísta, de suyo mesurado y tranquilo como Francisco Labastida Ochoa (ex gobernador de Sinaloa, exsecretario de Gobernación y excandidato presidencial en el 2000), hizo declaraciones claridosas y tronantes sobre el tema y el protagonista mencionado en estos renglones. 

Con claridad impecable y hasta sorprendente, Labastida describió a Moreno Cárdenas con calificativos de suyo altisonantes y lo describió como el peor presidente del PRI en los casi 100 años de existencia del partido, por lo que, dijo, su reelección como dirigente sería algo “absolutamente irracional” y no aceptable. Pues la reelección de “Alito” en el mando priista ocurrió el domingo tal como estaba previsto o planeado, lo que, por supuesto, no significa más que eso. Porque, en esencia, no se puede negar la inconformidad partidista generada por tal hecho, el cual, por supuesto, seguirá dando de qué hablar durante un buen rato.

Aparte, tampoco convendrá perder de vista las actitudes o reacciones de priistas renombrados o no tanto que están inconformes con lo sucedido y que suscribirán diferentes acciones para hacerlo saber más allá de las palabras propias del coraje o la indignación. Es el caso del mismo Labastida quien, como prueba o evidencia de lo que se comenta, anunció también que no descarta renunciar a la membresía priista y, junto con otros compañeros igualmente inconformes con lo sucedido, formar un nuevo partido político, según el proyecto que ha empezado a delinear el Frente Cívico Nacional en el marco de lo que es la “Marea Rosa”.

Así están las cosas en relación con lo sucedido en y con el relevo en el mando del PRI nacional, que, como queda dicho, no fue tal sino polémica o controversial ratificación del dirigente que ya lo era. Este es un asunto que seguramente dará mucho de qué hablar en los tiempos por venir, en tanto que lo que ha quedado en juego, dicho sea sin exageración, es el futuro inmediato de un partido como el PRI, futuro que sin “Alito” mismo ya se advertía un tanto complicado. Parecería exagerado decir las cosas de esta manera. Pero evidentemente no es así. La realidad es que tiempos de mayor turbulencia política y social se avecinan para el PRI

No hay duda de eso. El periodista Joaquín López Dóriga dijo ayer una gran verdad en su programa de Radio Fórmula. Señaló que en todas partes los dirigentes de partidos políticos que pierden las elecciones son obligados a marcharse del cargo. En México, en cambio, permanecen al mando y hasta con la posibilidad de reelegirse a las primeras de cambio. Por allí fue el comentario provisto de una gran razón. Pero así están las cosas en el ámbito priísta.  

armentabalderramagerardo@gmail.com