La economía de la salud estudia la producción, distribución y consumo de los recursos para la salud, para alcanzar el mejor resultado posible en la salud de la población.
Debido a las limitaciones de los recursos, déficits presupuestarios y el alto costo que representan para la sociedad los servicios de salud, se hace imprescindible la introducción de la evaluación económica en la toma de decisiones en salud pública. Antes de agregar o de cancelar
una política pública se debe tener claridad sobre los impactos en términos de beneficios y costos que acarrean tales decisiones.
La economía y en particular la evaluación económica en la salud, analiza de manera explícita las distintas alternativas de elección de procedimientos, servicios o tecnologías médicas para resolver o prevenir un problema de salud; es decir, identifica las alternativas, costos y beneficios de cada una. Esta lógica de razonamiento permite incorporar, entre otros, el concepto de eficiencia económica, que no es más que la obtención del mayor beneficio posible en salud al menor costo posible. Así, la elección entre reducir el nivel de actividad de la promoción de salud a favor de tener más medicamentos o lo contrario, debería ser el resultado de un análisis de eficiencia.
Es decir, no se trata de reducir el gasto en salud y buscar hacer más con recursos insuficientes, lo que se requiere es tomar decisiones sobre qué camino tomar en función de la importancia de esa acción para la salud de la población con el fundamento de la mejor evidencia científica disponible. De lo que estamos hablando es de hacer el mejor uso posible de los recursos disponibles, lo cuales, por otra parte, siempre serán limitados en relación a la demanda de uso de los mismos. Lo que habrá que buscar en forma permanente es que las acciones con mayor eficiencia social como las destinadas a la prevención y promoción de la salud, así como todas aquellas orientadas a fortalecer la Atención Primaria en Salud estén blindadas frente a cualquier contingencia.
Invertir en salud siempre será una opción ganadora que produce un gran número de efectos positivos no sólo en el bienestar individual de cada uno de nosotros sino en el desarrollo de nuestras comunidades y nuestros países, es en este sentido que la economía de la salud toma una gran relevancia en todos los debates serios sobre el diseño de políticas de salud. Sobre todo si son políticas de tan alta relevancia como es la construcción de un sistema de salud con cobertura universal.
Diversos autores coinciden en que las diez primeras causas de ineficiencia de un sistema, son las siguientes:
1.Medicamentos: la baja utilización de los genéricos y los precios de los medicamentos más elevados de lo necesario.
2.Medicamentos: el uso de medicamentos de baja calidad y falsificados.
3.Medicamentos: el uso inadecuado e ineficaz.
4.Productos y servicios sanitarios: el uso excesivo de estudios, la incorporación de tecnología sin sustento científico, la realización de procedimientos innecesarios; y, en el otro extremo, la insuficiencia y obsolescencia de los equipos y la falta de personal capacitado para su manejo e interpretación de resultados.
5.Personal sanitario: plantilla inadecuada o cara, trabajadores desmotivados.
6.Los servicios sanitarios: admisiones hospitalarias y duración de la estancia inadecuadas.
7.Los servicios sanitarios: el tamaño inadecuado de los hospitales (infrautilización de las infraestructuras) y ausencia de redes de servicio realmente funcionales.
8.Los servicios sanitarios: los errores médicos y calidad asistencial insuficiente.
9.Despilfarro en los sistemas sanitarios: derroche, corrupción y fraude.
10.Intervenciones sanitarias: estrategias inadecuadas e ineficientes conducidas por personas incompetentes.
Uno de los conceptos clave es el costo de oportunidad, que es el costo de la segunda mejor alternativa, misma que hemos desechado para elegir la primera. Por ejemplo, si se decide invertir 1000 pesos en la curación de cáncer renal, no podrán utilizarse para la prevención del cáncer de mama. Los recursos son limitados y por eso hay que considerarlos al tomar una decisión. Este concepto nos recuerda que todas las decisiones implican un consumo de recursos, mismos que no podremos usar para nada más que para la decisión tomada. No tomar una decisión acertada en materia de prevención puede derivar en costos y gastos catastróficos para la sociedad y para las personas afectadas. Esa es la tragedia.