En nuestra ciudad también están pasando cosas buenas, y una de esas son los tours a la Finca de los Márquez, ubicada en el lugar conocido como las Granjas MICA, a tan solo 20 minutos, al oriente de la ciudad.
Todo comenzó con un anuncio en las redes sociales en donde se invitaba a dar un tour gastronómico a dicha finca, al cual me anotaron unos amigos. La cita era en la entrada norte de la ciudad, en donde abordamos una van que nos llevó a los doce asistentes. Pronto llegamos al lugar. De inmediato notamos un clima diferente por estar a unos metros de más altura que la ciudad, cerca del Canal Alto, en el monte y rodeado de cerros.
Bajamos del auto, nos recibieron y nos invitaron a pasar a los corrales de las cabras y becerros. Todo el ganado es europeo adaptado a nuestro territorio; son razas finas, bien cuidadas, bien alimentadas y muy bonitas que siempre están escuchando música clásica, jazz y flamenco, entre otros estilos de música de diferentes países. Se trata de que los animales vivan en un ambiente libre y sin estrés, pues ellas son las principales colaboradoras en este negocio de quesos de gran calidad, que empezó hace doce años.
El lugar es propiedad de la familia Márquez, que de Jalisco llegó a Sonora, y Portillo, que llegó a Chihuahua en 1850 con la cultura de la producción de quesos. La variedad de sus productos incluye quesos tipo griego, francés, italiano, español, suizo y sonorense, mismos que te invitan a degustar una vez terminado el recorrido por los corrales y son acompañados por los maridajes perfectos de frutas frescas, galletas, mermeladas y carnes frías de acuerdo a la variedad, y acompañados por un rico macerado de frutas y hierbas aromáticas elaborado por ellos mismos o con cerveza artesanal, que convierte la experiencia en una lluvia de sabores y texturas que te transportan de inmediato a lugares de ensueño en el viejo mundo. En su cava subterránea tienen quesos frescos y añejos que van de un par de semanas a años. En dicha cava el producto lácteo se mantiene a la temperatura adecuada y también se le pone música para que ayude en el proceso de maduración de sus moléculas de manera sutil, y se les agregan cenizas, finas hierbas y al natural que producen quesos cremosos, oreados y maduros, que se venden en Mérida, Monterrey, Jalisco, Querétaro y en nuestra ciudad, principalmente.
Cada bocado y su maridaje se van disfrutando con los invitados y los anfitriones, quienes te van dando una explicación técnica y culinaria de cada uno de los productos paladeados, teniendo un esplendoroso atardecer de fondo, el viento corriendo libre y la alegría de departir con personas que le apuestan al desarrollo sustentable de nuevos negocios en la localidad y que abren sus puertas a la comunidad en general, por una módica cantidad económica que es mucho menor de lo que vale la experiencia de volver a la leche, que fue nuestro primer alimento y es tan venerado por la humanidad que ha creado hasta cinco mil variedades, cuentan los anfitriones, quienes después te traen de regreso a la ciudad.