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Las Plumas

Justicia laboral, sin corrupción

Francisco Gonzalez Bolon

Años en el ejercicio del periodismo me han permitido conocer muchos problemas laborales, de esos en los que al trabajador se le indigesta el patrón y viceversa.

Por muchas razones válidas, a las juntas de Conciliación y Arbitraje se les ha considerado una cueva de corrupción, como en muchas otras instituciones de este país.

Me ha tocado observar cómo los empresarios son acusados ante esta dependencia como lo peor del planeta, que se la lleva despidiendo gente solamente porque un día amaneció de malas o porque su subalterno “lo miró feo”.

Pero también he visto quejas de parte de los patrones en el sentido de que su empleado le robó artículos de la empresa o rompió a propósito un equipo para no trabajar y, una vez despedido, acude a la Junta para denunciar a los malos amos que los explotan y denigran.

El dictamen de las juntas puede beneficiar al empleado o a su empleador y en ambos casos cada quien emitirá opiniones a favor o en contra de los funcionarios involucrados en los juicios.

Acusarán a unos y otros de haber recibido dinero de la parte contraria para detener el litigio o, en el peor de los casos, “desaparecer” los expedientes, como ha ocurrido aquí en casos en los que se involucra al Ayuntamiento, por ejemplo, o a empresas de gente poderosa en lo económico y lo político.

Es difícil saber en qué etapa de la cadena de los juicios ventilados se rompió la imparcialidad para irse a uno u otro lado, con o sin dinero de por medio.

Pero lo que sí se sabe es que cada día se acumulan mas y mas expedientes porque no hay voluntad para hacerlos avanzar o bien el aspecto económico prevalece y al final muchos trabajadores deben recibir lo mínimo con tal de ya salir de un proceso que se torna engorroso e incluso enfermizo.

Por ello, es bueno saber que el Congreso de Sonora aprobó la creación del Centro de Conciliación Laboral, que sustituirá a la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, de tal manera que las resoluciones finales ya no vendrán de las juntas sino del Poder Judicial.

Aunque muchos no apuestan a la honestidad del sector judicial, por lo menos los juicios ya no estarán concentrados en las juntas de Conciliación y habrá oportunidad de que haya menos corrupción en los resultados de esos procesos.

Por años se había solicitado la desaparición de las juntas y aunque a pesar de que esta reforma va a entrar en vigor hasta mayo del año entrante, por lo menos ya hay esperanzas de una mayor imparcialidad en esta clase de pleitos.

Sería bueno que junto con la creación de los centros de Conciliación Laboral, el Estado hiciera un gran esfuerzo para permitir el ingreso de empleados honestos y esa imagen de corrupción que envuelve a los actuales organismos de conciliación, pronto pase a la historia.

La justicia laboral necesita bocanadas de aire fresco que solamente se lograrán si se destierra la corrupción vigente y que se ha convertido incluso en una mafia al interior de las instituciones del ramo.

Si se renueva la justicia laboral, México y Sonora habrán dado pasos gigantescos en la construcción de una sociedad mas justa y honesta.

Y aunque todo el sistema político mexicano requiere de inyecciones de decencia, empezar por el ramo laboral ya es un avance.

Comentarios: francisco@diariodelyaqui.mx