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Las Plumas

Instituciones y construcciones

Historias del Mayo


Parte XV

El Templo de San Juan Bautista.– La fundación de Navojoa como pueblo de misión fue en 1614 por el padre jesuita Pedro Méndez. El nombre quedó registrado en dos formas: Partido de la Natividad de Nuestra Señora de Navojohua y, Misión de Santa María de Navojohua. (Pérez de Ribas, Andrés. Triunfos de la Fe, escrito en 1645).

Por lo tanto, esta población se dedicó al culto de Santa María, así como otras lo fueron a otros santos como Conicárit a San Andrés, Camoa a Santa Catalina, Tesia a San Ignacio, Cuirimpo (hoy San Ignacio Cohuirimpo) a Santa María Nuestra Señora, Etchojoa al Espíritu Santo y, Santa Cruz del Mayo (hoy Huatabampo) a la Exaltación de la Santa Cruz.

En 1622, al Rectorado de San Ignacio, con cabecera en el pueblo de Navojoa, se le anexaron los pueblos de Movas, San Ignacio de Ónavas, San Joaquín y Santa Ana de Nuri, fundados por el padre Diego de Vanderizpe. Así fue como se estableció gradualmente en la cabecera (Navojoa) un pequeño seminario para indígenas. (“Sonora: Apuntes para la Historia de la Educación”. Sociedad Sonorense de Historia, 1999).

En el seminario les enseñaban la lengua española solo a ciertos niños seleccionados, además, conocimientos de aritmética, gramática española y, sobre todo, a realizar los oficios religiosos en latín, que aún hoy utilizan los indígenas mayos en sus ceremonias.

La construcción del templo, dedicado originalmente a Santa María (en el Pueblo Viejo actual), se cree fue a finales del siglo XVII y principios del XVIII. Hay referencias de que este edificio sufrió daños severos en el ataque que hicieron los mayos a esta población en 1740. Con la expulsión de los jesuitas en 1767 quedó abandonado y los yoremes lo utilizaron para sus ceremonias religiosas durante un siglo hasta que fue arrasado por las aguas del río Mayo con las fuertes inundaciones del año 1868.

Fue hasta finales del siglo XIX que se llevó a cabo, por parte de los vecinos de esta población, la reconstrucción del edificio que hoy conocemos como Templo de San Juan Bautista y, el 27 de febrero de 1892, es erigido como Parroquia y toma posesión el sacerdote Adolfo María Zazueta, convirtiéndose así en su primer párroco.

Posteriormente vendrían los tiempos de intolerancia religiosa por parte de los Calles, el padre de 1916 hasta 1918 y el hijo en 1934, con la expulsión de los sacerdotes del Estado de Sonora y la suspensión de los cultos durante varios años. Esta última decisión sería revertida en 1937 bajo el gobierno estatal de Román Yocupicio Valenzuela.

En los tiempos de Rodolfo Elías Calles hubo persecuciones de cristeros y saqueo de templos; respecto a esto último transcribo las palabras de un sanjuanero promesero que relata su impresión cuando se enteró que había desparecido el San Juan del templo “Recuerdo con tristeza, ahora que me iniciaba, cuando nos informaron que Juan ‘El Güero’ Pacheco, Jefe de la Acordada, se había robado a San Juan” (Don Julián Armenta, Témasti de la Iglesia de San Juan Bautista en Pueblo Viejo, Navojoa -Una Historia de Vida- Primer Coloquio Regional sobre Cultura, Historia e Identidad del Sur de Sonora, 1997).

Actualmente el Templo de San Juan Bautista es lugar de veneración y respeto de los yoremes mayos quienes son fieles guardianes de sus tradiciones y, por ende, de su construcción.