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Las Plumas

Instituciones y construcciones (parte XXI)

Historias del Mayo


Logia Masónica de Navojoa. – La masonería se considera una iniciación espiritual por medio de símbolos. Aunque existen algunas fraternidades masónicas formadas por agnósticos y ateos, una de las premisas de las logias más difundidas es creer en el gran arquitecto del universo, como cada quien lo entienda, y trabajar en reuniones llamadas “tenidas” con un libro sagrado como es la Biblia.

La palabra masón proviene del francés "maçon", que significa: constructor o albañil. Si bien, el origen de la masonería es incierto, la mayoría de los investigadores afirman que surgió en el antiguo Egipto, en el Templo de Salomón, incluso hay quienes han afirmado que Salomón y Moisés fueron los primeros masones de la historia. Sin embargo, algunas afirmaciones se consideran meras suposiciones difíciles de comprobar.

El origen histórico demostrado y más aceptado sitúa el origen de la masonería en el siglo XIII, procediendo de los gremios de constructores medievales de las grandes catedrales católicas. De hecho, uno de los símbolos más representativos de la masonería es el triángulo formado por un compás y una escuadra.

Para darnos una idea más clara de esta institución, he aquí una descripción de ella: es una asociación universal, filosófica, filantrópica y progresiva, que procura inculcar en sus miembros el amor a la verdad, el estudio de la moral universal y las ciencias y las artes. Además de fomentar los sentimientos de caridad y tolerancia religiosa.

A México llegó la masonería a través de los franceses en la segunda mitad del siglo XVIII, y fue avanzando hasta cobrar mayor fuerza y su máximo esplendor en el siglo XIX. Después de la consumación de la independencia, las logias existentes salieron a la luz y la mayoría de los historiadores concuerdan en afirmar que la guerra independentista fue iniciada por masones y que, sus más destacados personajes, como Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y José María Morelos, pertenecían a esta fraternidad.

Precisamente, en 1826, se refiere que se instalaron dos logias masónicas en Álamos, Sonora, una llamada “Aurora Occidente No. 45” que estuvo a cargo del venerable maestro Lic. José María Moreno de Tejeda, proveniente de Guadalajara, Jalisco, y quien desempeñó varios cargos públicos, entre ellos, Prefecto, Diputado Local, Juez de Primera Instancia y Vocal de la Junta Departamental. La otra fue “Rito de York No. 84” bajo la responsabilidad del venerable maestro Sr. Máximo Peyró. (Francisco R. Almada. Diccionario de Historia, Geografía y Biografía Sonorense. 1981. Gob. Edo. Sonora).

Hablar de la logia masónica de Navojoa es recordar a uno de sus principales fundadores, Francisco A. Byerly, estadounidense que arribó a estas tierras a principios de la década de 1920. Manuel Hernández Salomón afirmó que don Francisco encontró un campo fértil para la masonería en Navojoa, puesto que los gobiernos que la formaron fueron de carácter liberal. (Navojoa. Cronología y Testimonios. 1936-1950. Fundación Eva de Camou). Los primeros trabajos se realizaron el cinco de enero de 1928.

A continuación, mencionaré algunos nombres de quienes integraban la logia “Navojoa No. 12” a mediados de la década de los treintas, además de Francisco A. Byerly: Prof. Leonardo Magaña, Tomás Siqueiros, Pedro Angüis, Kier Byerly, Francisco L. Esquer, Justo Daniel Acosta, José María Llanos, Roberto Quiroz, Ramón Pereyra, Rubén Rosas Talamante, Renato Rosas, Ramiro Ibarra, Carlos Valenzuela Samaniego, Dr. José María Licona, Dr. Antonio Sánchez Valdez, Enrique Urquidi, Irene Álvarez, Miguel Erro Caro, Manuel C. Romo, Dr. Manuel Godínez, Gustavo R. Santini, Gerónimo Betanzos, Gerardo Romero y Agustín Bosse, entre otros. 

A los años de haber llegado a esta ciudad, Francisco A. Byerly construyó un edificio de dos plantas en la esquina de las calles Abasolo y Central (hoy No Reelección) para albergar la logia. Hace algunos años ese edificio fue derrumbado y ahí se construyó un local comercial y la logia se levantó en un nuevo edificio, contiguo hacia el norte. Hoy lleva el nombre de “Logia Francisco A. Byerly No. 12”. Su lema universal: libertad, igualdad, fraternidad.