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Las Plumas

Infierno en Cajeme

Francisco Gonzalez Bolon

Dicen que cuando mueran, los cajemenses ya no pasarán por el infierno.

Y es que todos los días los ciudadanos que habitan en este Municipio ya están viviendo en lo que dicen es el hogar de Lucifer.

Al menos 33 personas han sido asesinadas en apenas 13 días del mes de abril, mientras que otras 11, aproximadamente, han salido heridas en ataques del crimen organizado.

A eso se le suma que los delincuentes cada vez se crecen más hasta alcanzar el edificio de Palacio Municipal, desde donde pretendían secuestrar a un agente de la Policía, mientras a su compañero de Tránsito lo tuvieron privado de su libertad durante unas 30 horas.

Si eso no permite a las autoridades observar que a todas luces han sido superados ya por la delincuencia organizada, habremos de decir entonces que tenemos frente a nosotros un Estado fallido.

Un ejemplo: casi todas las madrugadas en la comisaría de Cócorit se escuchan disparos de armas de todos los calibres.

Sin embargo, en las corporaciones policiacas dicen no saber nada sobre ese delicado asunto y cuando se les pregunta por qué no acuden a hacer rondines por la comunidad, un Policía Estatal responde que ellos solo trabajan de 8 de la mañana a 8 de la noche.

Es decir, después de esa hora la comunidad cajemense permanece a la buena de Dios.

Ahora se puede definir con certeza por qué a estas alturas ya van al menos 204 homicidios en apenas el cuarto mes del año, lo que le llevará, sin duda, a seguir en la lista de las ciudades más violentas del mundo, en la cual ya se le ha inscrito en diversos años.

Se supone también que la Guardia Nacional está atenta a las circunstancias delictivas durante los últimos tiempos, pero a sus elementos solamente se les ve gastar gasolina durante el día porque en los hechos a ningún narco “pesado”, como dicen los jovencitos, se le ha detenido sino a puros charalitos durante los supuestos operativos conjuntos realizados por las corporaciones policiacas.

Ya es hora de que los elementos que se pasean por Ciudad Obregón pidan a sus jefes aplicar recursos de inteligencia para ya no andar haciendo el ridículo ante una sociedad que exige no solamente pasearse arriba de las patrullas sino atacar a los malosos que están provocando la ola violenta en Sonora.

Se supone que el Capitán de Fragata de Infantería de Marina, Paracaidista Cándido Tarango Velázquez, llegaba a Cajeme con toda la experiencia para atacar a la delincuencia, pero ha destacado más por arrebatar teléfonos a las jovencitas que graban sus acciones.

¿Qué pueden, entonces, esperar los cajemenses de sus autoridades policiacas?

Se supone que todos los días se reúnen para activar estrategias en contra del crimen organizado, pero, según lo que se ve, lo más probable es que esos encuentros en realidad se han convertido en un club social para la toma del té o el café porque resultados de sus actos, no se ven.

Una y otra vez dicen que se van a coordinar mas o que van a replantear las estrategias para regresar la paz a los ciudadanos, pero hasta el momento lo único que se ha visto es la impunidad con que los violentos están actuando un día sí y el otro también.

¿No pueden o no quieren cumplir con la obligación de proteger a la población?

Se los dejo a su conciencia.

Comentarios: francisco@diariodelyaqui.mx