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Historias de fantasmas

Casa de Juan Soldado

Historias de fantasmas

En Navojoa una casa tiene nombre propio. Popularmente se le conoce así: La Casa de Juan Soldado (alude a un mílite). Es muy conocida y comentada en la región. Aunque no tanto por su arquitectura o cosa similar que le distinga. Más bien se le conoce por una razón mucho más simple o atractiva. Todo depende. La verdad es que el inmueble tiene su fama porque, según leyendas o creencias más o menos arraigadas, es algo así como la residencia habitual de un...fantasma.

Tal es la leyenda (o creencia) que ha estado allí durante mucho tiempo. Y es correcto, porque una historia de esta naturaleza no puede acreditarse popularmente nada más porque sí de un día para el siguiente. Las historias de este tenor necesitan madurar suficientemente para, llegado el caso, resultar más o menos creíbles ante la percepción ingenua o atemorizada de quienes creen a pie juntillas en los "aparecidos". Debe reconocerse que hay toda una literatura y cinematografía al respecto, por más que una chistosa mayoría de sus fieles se asusten con su propia sombra a las 12 del mediodía, y con un sol cayendo a plomo.

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Si usted está interesado en el asunto, entonces acaso le interese saber que la Casa de Juan Soldado está a unos 300 metros de uno de los dos caminos de entrada a la comunidad de El Dátil, ubicada al norte de la ciudad. No tendrá mayor pierde si usted se propone llegar allí una noche de voraz oscuridad y un tenue viento silbante. Nada de esto tendría por qué asustarle. Quizá los problemas surgirían cuando empezara a escuchar los gritos y sonidos extraños que proceden de la casa.

Cuentan que nadie de quienes, a lo largo del tiempo, han ocupado el lugar, jamás podrían haber ganado una especie de medalla de oro (o de cobre) por algún premio de reconocimiento a una especie de fidelidad residencial contra viento y marea. Y es que, según ha trascendido, los usuarios que han habitado la Casa de Juan Soldado nunca han durado allí como residentes durante años, meses o días. Ni siquiera horas. ¿Qué es lo que pasará en esa casa durante las noches?

Quedó dicho que en su interior, al amparo de la oscuridad, se oyen gritos y sonidos extraños. No debe ser muy agradable escuchar una sinfonía de esta naturaleza con cargo al más allá. Prueba de ello es que cuentan que, en ocasiones, llegan a la casa personas en estado de ebriedad a buscar un lugar para dormir, o bien para cumplir alguna necesidad fisiológica. Pero no tardan mucho en salir disparadas del lugar en cuanto empieza la respectiva tanda de ruidos y gritos. Lo que sucede a continuación sí debe ser muy científico: se les quita la borrachera en un santiamén.

El Soldado de la leyenda, mientras tanto, ni suda ni se acongoja. Por lo visto, deja que todo ruede a su alrededor. Al parecer se llamaba Juan Castillo Morales. Podría haber sido originario de Oaxaca. Fue miembro del Ejército Mexicano. No era de los buenos. Todo lo contrario. Aunque hay dos versiones. Una dice que fue fusilado en Tijuana cuando tenía 24 años de edad (por allá en 1938). Fue acusado de violar y asesinar a una niña.

La otra versión señala que este sujeto murió realmente en El Dátil, hasta donde llegó huyendo de la policía que lo persiguió por sus dos atroces delitos. Una tercera versión señala que pudo morir aquí por órdenes ni más ni menos que de Francisco Villa. Incluso, en las inmediaciones de la casa hay una pequeña tumba que sería la propia del personaje de esta historia. Como haya sido, lo cierto es que la leyenda creció con el paso del tiempo y se estacionó en esta parte sureña de la entidad.

Pero hay que aclarar que La Casa de Juan Soldado no es precisamente una residencia del mal o una especie de sede regional del infierno, más allá o más acá de los ruidos o señales que brinda en la oscuridad, quizá para asustar a noctámbulos irredentos que no quieren nada con la luz solar. En la tumba de que se habla, Juan el Soldad es venerado como un santo porque, según se dice, hace milagros. Al final se cree que las acusaciones que recibió en vida fueron falsas.

He aquí entonces cómo una historia de ruidos y miedos nocturnos en una casa abandonada casi en el perímetro navojoense, pasó, junto con el perturbador nombre de La Casa del Soldado, a extender una influencia benéfica y solidaria a vecinos desde una tumba cercana. Esta es una historia que vale la pena reconocer y que fue publicada por este periódico el pasado primero de noviembre, en lo que resultó una fecha más que oportuna. Un hecho es cierto hoy como ayer: las historias de fantasmas y aparecido siguen teniendo una gran aceptación popular. Por más miedo que inspiren...

armentabalderramagerardo@gmail.com