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Las Plumas

Hijos de nadie

Jesús Huerta Suárez

El martes 12 de enero, en la tarde-noche, llegaron unos jóvenes (júniors), dicen quienes fueron testigos del feroz ataque, por el auto que conducían y su apariencia, y atacaron hasta medio matar a un indigente con un bate de beisbol afuera de una farmacia ubicada en las calles Sonora y Cajeme, al norte de Ciudad Obregón. Así como si fuera un juego estos hijos de nadie golpearon sin pudor alguno a una persona y más tarde se fueron a dormir a sus casas sin recibir ningún castigo que les obligue a aprender de la experiencia. Y les digo hijos de nadie porque por su actitud sociópata, a menos que sea por cuestiones biológicas, pueden ser resultado de la irresponsabilidad de sus padres quienes, como es tan común en nuestra ciudad, siguen viviendo su vida como adolescentes y están inmersos en sus vidas particulares de confort y disipación sin poner la atención y sin dar los buenos ejemplos que los jovencitos requieren. Sus hijos son su responsabilidad, pero creen que con darles casa, comida, dinero y carro, ya cumplieron.

Ellos, los agresores, seguro se creen muy valientes pero en realidad son unos cobardes que disfrazan su miedo a la incertidumbre y al vacío afectivo de sus vidas, en la violencia. Así los han “educado” o dejado ser: irresponsables, sin empatía por los demás y despreocupados de toda norma, reglas y obligaciones sociales. Nadie los atiende ni los escucha y su maestro más cercano son las redes sociales que cada día se llenan de más basura contracultural que nutre las mentes de estos jovencitos a los que no les falta nada, más que atención de sus padres. Son los hijos de nadie; pueden ser ricos o pobres, y, por lo general, son un dolor de cabeza para quienes convivan con ellos. Ellos mismos, al rato les van a robar a sus propios padres y a quien sea para seguir con su ritmo de vida en el confort y el hastío que los irá haciendo cada día más intolerantes a la frustración, que será su pan nuestro de cada día porque nadie les ha enseñado cómo enfrentar la vida con sus altas y bajas, e irán por ahí descargando su agresividad contra quienes vean más débiles que ellos, como este indigente que medio mataron a batazos por puro gusto, y es muy posible que no sientan culpa alguna y terminen culpando a otros de su proceder con tal de no aceptar que están mal.

Estas actitudes sociópatas o psicópatas no son nada nuevo, solo que ahora son cada vez más comunes porque en este mundo hay que vez menos buenos ejemplos y más hijos de nadie.