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Las Plumas

Grupo México: candil de la calle

Francisco Gonzalez Bolon

En un verdadero contrasentido se convierte el hecho de que la Fundación Grupo México se haya unido a la Red Mexicana del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, cuya labor va enfocada a defender los derechos humanos, el cuidado al medio ambiente, los derechos laborales y el combate a la corrupción.

Es el clásico “candil de la calle y oscuridad de su casa”, como reza el dicho, pues en Sonora el Grupo México tiene aún pendientes con los pobladores del río Sonora, cuyas aguas fueron contaminadas por un derrame de sulfato de cobre acidulado, ocurrido el 6 de agosto de 2014, y la contaminación de los suelos persiste en la zona,

Como dicen las notas informativas, la “Fundación Grupo México fue confirmada como miembro participante de la Red México del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, que es la Red de Responsabilidad Social Corporativa más grande del mundo y que involucra a empresas de todos los sectores y tamaños”.

Cuando uno dice que pareciera haber visto u oído todo, resulta que surge algo peor, como lo es precisamente el hecho de que esta compañía, a través de su fundación, trate de limpiarse los pecados de contaminación y violación de derechos humanos de sus trabajadores, en Sonora y el país.

Según los comentarios de los dirigentes de la fundación, se ha trabajado “para incorporar en cada una de sus áreas de trabajo, como salud, medio ambiente, educación, cultura y apoyo a instituciones, precisamente esos diez principios rectores, a través de estrategias, políticas y procedimientos para lograr un resultado integral”.

Bien dicen que los panteones están llenos de buenas intenciones y es el caso del Grupo México que con recursos económicos trató de callar voces cuando, según las autoridades, se habló de que “las indemnizaciones por el daño provocado fueron inferiores a los dos mil millones de pesos acordados”.

“La Profepa realizó una visita del 5 al 9 de agosto del año pasado para supervisar la contaminación de los suelos, en la que encontró que se rebasaron límites relativos a la presencia de metales” sostienen voceros de la dependencia.

De diversas maneras se ha intentado minimizar una realidad, como la describe Profepa: “Luego de seis años del derrame, hay acciones que aún no se han realizado y persiste la incertidumbre y la zozobra entre los habitantes de los municipios afectados”.

Las autoridades señalan que estarán pendientes de que Grupo México cumpla realmente los compromisos contraídos, muchos de los cuales fueron detenidos por la pandemia, pero otros por los diversos juicios que se ventilan, algunos de ellos promovidos por la misma empresa, y que impiden actuar como es debido.

Pero cínicamente, esta compañía difunde: “Al ser participante del Pacto Global de las Naciones Unidas, Fundación Grupo México refrenda su compromiso con la Agenda 2030 y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Además, como un ejercicio de transparencia, la Fundación estará compartiendo periódicamente sus avances a las Naciones Unidas”.

Lamentablemente el dinero de este consorcio minero ha detenido muchas acciones en su contra, pero los afectados por este accidente, y otros que se han presentado posteriormente, esperan en verdad justicia y, sobre todo, el medio ambiente reclama que no haya mas atentados contra el agua, suelo, aire, flora y fauna de su entorno.

Si realmente las autoridades que proclaman la transformación del país quieren concretar sus metas, sería bueno que empezaran por este caso que, hasta hoy, tiene un río de corrupción y mares de impunidad.

Comentarios: francisco@diariodelyaqui.mx