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Las Plumas

Falta sangre

Francisco Gonzalez Bolon

Por las razones que usted guste y mande, en los hospitales hace falta sangre.

Por apatía, por creer en mitos, por información falsa o sencillamente por razones religiosas, pero lo cierto es que muchas campañas de donación voluntaria han captado a muy pocas personas con disposición para la donación de sangre.

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Todos sabemos que el tejido líquido rojo que recorre el organismo de los seres vivos resulta vital para mantenerse con vida. Por ello, cuando hay enfermedades o accidentes, la transfusión de sangre se convierte prácticamente en un salvavidas.

En función de ello, en los hospitales, públicos o privados, es fundamental mantener siempre una reserva importante para hacer frente a las emergencias.

Hay elementos que obran en contra de una acción de esta naturaleza: la sangre no se fabrica por fuera del cuerpo humano y, por lo mismo, es escasa y agotable, pues tiene vencimiento, según nos describen los expertos.

En consecuencia, se debe recurrir a la población para que de manera altruista done este tejido con la única finalidad de salvar vidas.

Hay, desafortunadamente, mucha literatura falsa en torno a la donación del tejido sanguíneo, como por ejemplo que engordas, que te puedes desmayar, que duele a la hora de la extracción y otros de tipo religioso que inhiben la entrega voluntaria.

Por lo tanto, se hace necesario que desde las escuelas mismas y en el seno de los hogares se divulguen mensajes que contribuyan a hacer conciencia sobre la aportación libre y periódica como una acción solidaria con quienes sufren en sus hogares o los hospitales de alguna enfermedad o, sencillamente, por un lamentable e imprevisto accidente.

Ningún ser humano está exento de necesitar, aunque sea una vez en su vida, de una transfusión sanguínea. Todos podemos, en consecuencia, aportar algo que permita mejorar la salud de otras personas, sean a o no familiares.

Desafortunadamente hay personas que sí acuden a donar pero solamente cuando una persona muy cercana lo requiere, aunque en cada hospital hay una permanente necesidad de contar con el líquido sanguíneo para salvar miles de vidas.

Las instituciones de salud han hecho infinidad de campañas con el fin de recabar la sangre necesaria para sus actividades cotidianas, pero a veces es muy poca la respuesta de la sociedad. Se han abierto incluso en muchos nosocomios clubes de donadores cuya finalidad es motivar al resto de la población a dedicar un poco de su cuerpo a quienes lo necesitan.

Leo por ahí, en alguna institución médica, un mensaje que deseo dejar como reflexión y ojalá muchos, en verdad, hagan lo posible por convertirse en donadores de sangre e incluso de órganos, que ese es otro tema:

“La transfusión de sangre es una práctica médica que salva vidas, pero la posibilidad de que todos los que la necesitan tengan acceso a ella no es exclusiva de los profesionales de la salud: está en nuestras manos.

“Siendo literales, en nuestros brazos, más exactamente en el pliegue del codo, en donde una aguja estéril unida a una sonda plástica delgada y a una bolsa para sangre, se puede insertar para tomar la sangre que corre por nuestra vena y juntar en una bolsa unos 450 mililitros. Así de sencillo comienza el procedimiento de la extracción cuando vas a donar tu sangre”.

Apoyemos la vida. Seamos solidarios con el dolor de otros.

Comentarios: francisco@diariodelyaqui.mx