Error en la base

Por: Eduardo Sánchez

Hemos puesto nuestro futuro, nuestra mente y nuestro corazón en los bienes materiales; en los mercados mundiales; en la bolsa de valores; en la producción y consumo de confort desechable, por lo tanto siempre habrá muchos pobres, siempre habrá muchas necesidades, siempre habrá muchos ladrones, muchos pleitos, injusticias y una naturaleza agonizante.
Hemos puesto nuestro presente en los placeres de la carne y en la prosperidad mundana, por lo tanto, siempre habrá muchos hijos sin buenos padres, muchos enfermos mentales y muchos cuerpos y mentes débiles.
Hemos olvidado el pasado, por lo tanto, seguiremos tropezando con las mismas y más piedras en el futuro.
Nos hemos olvidado de Dios, por lo tanto, será el demonio quien administre la tierra, y siempre tendremos miedo y confusión. Nuestra mente siempre estará ocupada en develar las banalidades que la esclavitud del espíritu genera.
Siempre estaremos esperando el día que nos suceda un milagro, sin darnos cuenta de los milagros nos suceden en cada momento.
Hemos hecho de las preocupaciones nuestro sagrado alimento, y la tranquilidad de una vida bien vivida ha desaparecido de nuestro horizonte, por lo tanto, siempre estaremos inconformes y obesos de desencanto.
Hemos puesto de muestra el mal ejemplo, por eso el mundo nos golpea ejemplarmente con su desprecio y olvido.
Hemos tomado lo que ven nuestros ojos como la realidad, por lo tanto, la conciencia se nos hace tan distante y tan disímbola.
Hemos cambiado la cortesía por la egolatría, ahora tenemos un mundo hostil a nuestro alrededor.
Escogimos la ignorancia como guía, por eso tenemos un abismo por destino. Llevamos el despecho como armadura, por eso sentimos pesado nuestro andar.
Y la belleza de la vida la cambiamos por los temores de la muerte. Ahora vemos el sacrificio como una maldición, por eso el dolor inunda nuestro corazón.
Buscamos paraísos artificiales, pero encontramos pesadillas reales.
Cambiamos una sonrisa por un mendrugo de candiles, y nos quedamos ciegos...
Pero, aún podemos cambiar el rumbo. Tenemos ante nosotros la posibilidad de renacer cada día. Todo depende de cada uno de nosotros.
“Sígueme que te sigo” Génesis
jesushuerta3000@hotmail.com

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