Las Plumas

El tiempo decembrino

Ansiedad y depresión

El tiempo decembrino

La época decembrina (por todo lo que apareja) suele ser quizá la más festiva y recordable del año desde una edad personal temprana. La tradición al respecto es muy fuerte y emocionante. Significa la suma de un tiempo que se presta para que se desborden las mejores y más sentidas reacciones positivas de cada quien: amor, fraternidad, solidaridad, y todas las demás que se quieran imaginar, en un contexto festivo interminable que no adormece la energía de nadie para despedir al año que se va y recibir al que llega. Todo esto con el tiempo mágico de la Navidad como otro de los factores centrales del calendario de fin de año.

La anterior debe asumirse como una interpretación festiva y hasta color de rosa real sobre la temporada navideña. El problema es que esa tonalidad frenética e interminable de música, fiesta, comida y parabienes, no suele ser compartida por la generalidad de quienes forman parte del mismo tiempo existencial en que se produce tan inolvidable estado de cosas personal y colectivo.

Un reciente titular de DIARIO DEL YAQUI (apenas a tres columnas) en una página interior lo dijo todo: "Ansiedad y depresión llegan en diciembre". Habría que felicitar a quien redactó el encabezado. Qué manera de condensar o resumir en unas cuantas líneas una situación social y clínica de grandes alcances personales que se repite año con año. Porque nunca podrá afirmarse que los efectos de la ansiedad y la depresión son cualquier cosa.

Se nombran o aluden fácil. Pero pueden ser terribles afectaciones que vulneren el equilibrio mental de una persona. Y el propio de diciembre es un tiempo en que suelen aparecer esos quebrantos, sin demérito de que lo hagan (como también lo hacen) en otra época del año. Lo menos que suele decirse en esta ambientación es que diciembre pone tristes a las personas. ¿Por qué? La respuesta tiene que estar a cargo de especialistas o expertos en la materia.

En Ciudad Obregón existe el Centro de Integración para la Familia y el Adolescente (CIFA), el cual es dirigido por Armando Meza. Allí le dijeron al periódico que la época navideña faculta también para que se produzcan los síntomas propios de la ansiedad y la depresión. Éstos pueden ocurrir por el recuerdo de familiares que han muerto, dificultades financieras que se padecen o bien por la angustia de lograr la felicidad mediante la obtención de cosas materiales. El que se describe es un cuadro sencillo (en lo que cabe) de motivaciones que fácilmente pueden descomponer una conducta personal en un tiempo tan especial como el decembrino y sus señoriales días del 24 y 25 con las horas de la Nochebuena y la Navidad y las propias que tienen que ver con el arribo del Año Nuevo.

Cuando esa aludida descomposición de conducta personal se produce, o existen señales de que pudiera generarse, lo que hay que hacer es buscar atención psicológica, por más dramático que parezca el asunto, el cual, empero, hay que tomar en serio. Puede resultar un tanto curiosa (no chistosa) la forma en que se llega a los terrenos de la ansiedad y la depresión, hermanadas con la angustia. Al parecer, surge en principio el ánimo de ser muy feliz y sentirse completo.

Pero hay un impedimento: la situación económica muchas veces no alcanza para prodigarse en compras. Y de este modo algunas personas no pueden llenarse interiormente por el dictado de una dinámica materialista, según explicó el director del CIFA. De este modo, cabe entender, al tenor de variables de conducta como las citadas, al igual que otras más, es como surgen algunos problemas que tienen que ver con la actitud personal que se muestra ante ciertas circunstancias de vida, y en días como los de hoy, tan propicios para el desborde de los recuerdos con su de emotiva sensibilidad.

En efecto, días como los de hoy, son particularmente sensibles para el surgimiento y cuantía de emociones no sólo gratificantes, sino también pesarosas. Lo recomendable sería evitar estas últimas, pero cabe pensar que lograrlo no es tan fácil como decirlo. La temporada de vida que hoy está en curso es la más esplendorosa y reparadora de todas cuantas quisieran ser invocadas como parte del calendario anual. Aunque, vale decirlo, en ocasiones deba cubrirse un precio emocional no deseado a lo largo de su curso, precio que en ocasiones puede ser gravoso en términos de actitud o conducta.

Contra esos riesgos o realidades habría que tomar providencias hasta donde sea posible hacerlo. Efectivamente, la ansiedad y la depresión llegan en diciembre por causas o razones muy diversas. Valdrá la pena hacer siempre todo lo posible para sacarle la vuelta a la tristeza y el desánimo en días como los que corren hoy...al igual que en los demás que no tengan la coloración navideña.

armentabalderramagerardo@gmail.com