Las Plumas

El embate de la sequía

Ante el don de la lluvia

El embate de la sequía

A tono con las negativas y perturbadoras consecuencias que trasluce la situación respectiva, no es posible ignorar bajo ninguna circunstancia la posibilidad de que el trabajo agrícola en el sur de la entidad se desplome por el embate de la sequía que ha disminuido los volúmenes de agua que es posible utilizar en las faenas del campo. Al paso de los días, el esquema al respecto se advierte cada vez más complicada, según hacen saber todos los voceros en la materia.

En prueba de ello vale señalar la importancia de una decisión que adoptaron agricultores del Valle del Yaqui para llevar a cabo, el domingo anterior, una misa oficiada a los pies del Señor de los Milagros, en el Mirador de la Presa El Oviáchic. Allí se pidió por el Don de la Lluvia. La misa fue impartida por Felipe Pozos Lorenzini, obispo de la Diócesis de Ciudad Obregón.

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No cabe duda que se trató de un hecho en extremo significativo a la luz de las circunstancias ambientales que privan hoy por hoy en esta parte del estado de Sonora. A tono con estas circunstancias, el obispo Pozos Lorenzini pidió a la comunidad mantener la fe y seguir con la oración, precisamente porque, dijo, "son tiempos de oración para pedir por el Don de la lluvia.

Es interesante detenerse en consideraciones como las que se reproducen en este comentario. El obispo Pozos Lorenzini también expresó lo siguiente: "Tal vez sean tiempos de cambio, de apostarle al ahorro del agua con tecnificación de riegos, de unirse para producir". Señaló que "también es tiempo de pedir para tener discernimiento y buscar soluciones".

No es la primera vez que en el ámbito sureño se pide o se reza por la lluvia. Tal ejercicio ha ocurrido en varias ocasiones más o menos recientes. Pero es evidente que la problemática de hoy en esa materia, alcanzó ya límites que es propio ubicar más allá de una simple contingencia burocrática. Y es que la situación de hoy debe marcarse en un contexto verdaderamente crítico y temible. La ausencia de lluvias terminó por ubicarse en un registro verdaderamente agresivo y preocupante para la agricultura y con ello también para todo el trazo económico y social que existe en el ámbito sureño de la Entidad.

Ciertamente, los hechos que nutren esta realidad no son precisamente alentadores en una primera o segunda instancia. Y mientras esta crisis productiva del campo agarra vuelo por la escasez de agua para la agricultura, el secretario federal del ramo estaría apenas por definir una visita suya a la región, es decir, al lugar de los hechos. Julio Berdegué Sacristán es el nombre del titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. Por lo visto está en el compromiso de venir al Valle del Yaqui. El único problema es que todavía no pone fecha en su agenda para realizar esa visita.

Los productores están optimistas por la seguridad de que recibirán el apoyo representado por los programas oficiales existentes para enfrentar una embestida tan seria como la representada por la sequía que hay en el sur sonorense. Por lo visto, hay disposición de los gobiernos federal y estatal para atender esta problemática. Así lo confirmó Luis Antonio Cruz Carrillo, presidente del Distrito de Riego del Río Yaqui. Dijo que funcionarios de la Comisión Nacional del Agua, además de un grupo de senadores, conocen las necesidades del sector agrícola sureño.

Eso debe ser bueno en primera instancia. Habrá que ver la segunda parte de esta trama. Pero los hechos están a la vista. Según el recuento de Cruz Carrillo, en el Valle del Yaqui, por ejemplo, únicamente se van a sembrar entre 50 y 60 mil hectáreas. La tarea se hará sólo con agua de campo. Este dato significa –añadió- que dejarán de activarse 4.5 millones de jornales. El impacto negativo para la economía regional será cuantioso. El siguiente dato lo explica todo por sí solo: dejarán de circular 15 mil millones de pesos. ¿Imagina usted las consecuencias prácticas de estos números?

No se requiere mucha imaginación para hacerlo. Pueden ser gravosas en extremo las secuelas que deje consigo el embate de la sequía. Los apoyos gubernamentales representan, llegado el caso, una ayuda apreciable. Pero quizá deba ser hora de que más o menos empiecen a perfilarlos. Los productores tienen confianza en que se les apoyará Es lo menos que cabría esperar. La gravosa magnitud de los hechos en mención así lo aconseja.

armentabalderramagerardo@gmail.com