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Las Plumas

El bache llamado Cajeme

Año con año sucede la misma historia en Ciudad Obregón, la temporada de lluvias deja las calles de prácticamente todo el municipio como si fueran una verdadera zona de guerra, convirtiendo avenidas enteras en trayectos intransitables para la mayor cantidad de vehículos.


Año con año sucede la misma historia en Ciudad Obregón, la temporada de lluvias deja las calles de prácticamente todo el municipio como si fueran una verdadera zona de guerra, convirtiendo avenidas enteras en trayectos intransitables para la mayor cantidad de vehículos.

Dicha problemática, hay que decirlo, no es exclusiva de Cajeme, de hecho, en nuestro país parece ser una pandemia generalizada en las ciudades en expansión, las cuales, por diferentes motivos como pueden ser: la corrupción, la falta de planeación urbana, la utilización de materia prima de baja calidad, entre muchas otras, han sido víctimas de este gran problema que pone en jaque a presidentes municipales de todo el país.

Como en todo, también en esta problemática hay niveles, durante los últimos años nos hemos dado cuenta de cómo la infraestructura urbana de Ciudad Obregón se ha venido en picada hasta dar la impresión de haberse convertido en un municipio fantasma, en el que igual aparecen socavones que devoran vehículos enteros, que ver semáforos en mal estado por las avenidas principales de la ciudad, sin que autoridad alguna se ruborice por, al menos brindar una explicación al tema.

La imagen urbana de Ciudad Obregón es el reflejo más fiel de lo que está sucediendo hacia el interior del que alguna vez fuera el municipio más limpio y ordenado de México, no hay visitante foráneo que no se dé cuenta del mal estado en el que se encuentra la comunidad, la cual, con un sinfín de bellezas y atractivos se encuentra totalmente eclipsada en cuestión de imagen y, si a ese factor le agregamos la inseguridad y el narcotráfico rapaz que se vive en Cajeme, se conjuga el caldo de cultivo perfecto para tener como resultado un municipio con medio millón de personas sumidas en un gran bache.

Culpar de dicha situación nada apremiante en la que se encuentra nuestro municipio a la actual administración, sería una equivocación, ya que, si bien es cierto que en muchos aspectos la administración morenista encabezada por Sergio Pablo Mariscal es la peor de la historia reciente de Cajeme, esta situación de abandono y desolación en el municipio se viene arrastrando y agravando desde hace una década.

De igual forma, decir que el gobierno es el único culpable en esta triste historia, sería una irresponsabilidad como ciudadanos, ya que, al final de cuentas somos nosotros quienes elegimos a las personas que toman las decisiones, ligado a que, siempre para que exista un ambiente público nocivo es necesario que existan dos partes corruptibles, es decir, para que exista el narcomenudeo es porque hay consumidores que incentivan el mercado, para que tengamos parques y calles sucias, es porque hay ciudadanos que las ensucian y así sucesivamente.

A pocos días de comenzar una nueva historia en materia de administración pública en nuestro municipio, no queda más que volver a tener esperanza que este tipo de cambios puedan significar un punto de inflexión en la historia de Cajeme en el que, después de tocar el suelo, las cosas puedan cambiar. Para esta difícil tarea, los Cajemenses eligieron nuevamente el antídoto que no funciono, por lo menos, durante los últimos tres años, ahora tienen una segunda oportunidad, por el bien de Cajeme esperemos las cosas cambien.

“Entre un gobierno que lo hace mal y un pueblo que lo consiente hay una cierta complicidad vergonzosa”.

-Víctor Hugo.