Las Plumas

El año que está por llegar

Las autoridades deben aplicar medidas más severas para controlar el insólito problema descrito

El año que está por llegar

El año venidero será muy complicado para los mexicanos. No se duda que efectivamente resulte con esa ingratitud de origen. Aunque cabría recordar que cada víspera de Año Nuevo sale a relucir esa misma cancioncilla. Ocurre así desde que los tiempos son tiempos. Pocas veces, en una víspera como la de hoy, se ha dado por cierto a nivel ciudadano que el tiempo anual por arribar será compendio de bienestar y prosperidad.

¿De qué sirven entonces los muy repetidos deseos por un feliz Año Nuevo que suelen expresarse en reiteración constante durante un tiempo como el que corre hoy y el que está por llegar a partir de enero? Quién sabe. Lo cierto, sin embargo, es que así es como se perfila un contexto ambiental en el que todo podría ser color de rosa. En efecto, porque una cosa es proclamar y desear que el entrante resulte un feliz año, y otra muy distinta que vaya a serlo realmente.

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A menudo, casi siempre ha sucedido así, porque en el concierto de voces y cantos que postulan el arribo de un tiempo mejor, sólo porque llegará un nuevo ciclo anual de tiempo y vida, siempre hay enfoques o actitudes que plantean precisamente todo lo contrario. No se trata de hablar, en un apunte como el de hoy, en términos apocalípticos, en tanto que simplemente no es el caso asumir esa actitud. Pero debe ser evidente que en el ámbito nacional tendrán que redoblarse, en más de un sentido, los esfuerzos generales que valga ejercer para neutralizar escollos que se opongan al desarrollo, lo cual, por supuesto, no tendría por qué asustar a nadie.

Tampoco se trata de señalar que "la cosa está que arde". No sería justo ni propio plantear los hechos de esa manera. Porque se mentiría al hacerlo. Debe ser más pertinente subrayar, como lo hicieron legisladores del PRI, que 2025 será un año muy complicado para los mexicanos. Podrá ser así por varios motivos, tales como los recortes presupuestales que tendrán algunos sectores, y por el incremento de impuestos que impactará a importantes renglones como salud, cultura y educación.

En otro tema susceptible de comentario particular, y doblemente válido en días como los de hoy, debe ser propio tomar nota del siguiente dato: en Navojoa suman ya más de 100 los perros extraviados en diversas colonias y comunidades. Es importante, socialmente hablando, plantear este tema. ¿Dónde están los canes de que se habla? Nadie lo sabe. Increíble, porque se perdieron por la "tronadera" de cuetes que se produjo en el municipio los pasados días 24 y 25 de diciembre. Tan lamentable e insólita denuncia fue planteada por Lilián Montoya Vázquez, representante de la Asociación Milagro Canino de Navojoa.

En un contexto como el anterior, la exigencia es obvia y hasta natural: las autoridades deben aplicar medidas más severas para controlar el insólito problema descrito. La exigencia fue planteada con toda justicia y razón por Montoya Vázquez, quien juzgó como "lamentable y reprobable" el aumento de la pirotecnia que se advirtió, durante Nochebuena y Navidad. Es cierto: ¿dónde estaban las autoridades cuando la "tronadera" de cuetes ocurrida ese par de días? ¿Quizá participando de esa tan peligrosa diversión pública y hogareña? Todo es posible.

La representante de la Asociación Milagro Canino no se anduvo por las ramas para describir la situación que se comenta: "Ya estamos hartos de este problema", dijo. Y añadió: "La venta de pirotecnia está al por mayor", razón por la cual anunció que "las asociaciones animalistas entregaremos una carta a las autoridades para que se prohíba la venta de esos productos". 

Es justa y válida esta actitud. ¿Las autoridades han sido rebasadas por esta situación? Cabría pensarlo así. Pero de todas maneras esta evidencia no las exime de cumplir con la obligación que les concierne para evitar el peligroso "juego" de la pirotecnia, siempre con esta característica de diversión, y particularmente en días como los de hoy. Lilián Montoya Vázquez hizo un planteamiento serio en extremo al señalar que "el uso de la pirotecnia en Navojoa está fuera de control".

Con eso pudiera quedar dicho todo. ¿O no? ¿Qué más haría falta? Algo muy simple o complicado: la acción oficial para finiquitar o por lo menos disminuir el problema. No estará de más tomar nota, sino al contrario, de que, ante el estruendo de la pirotecnia, los canes sufren y hasta pueden morir por infarto. En lo dicho: faltan acciones reales o efectivas para evitar este abuso. El 31 de diciembre suele ser también un "buen" día para el despliegue del ánimo pirotécnico.

armentabalderramagerardo@gmail.com