Todos hemos vivido ya de alguna u otra forma los efectos del cambio climático: temperaturas récord y sequías prolongadas en algunas regiones, y frío extremo, huracanes cada vez más frecuentes y de mayor fuerza, e inundaciones inesperadas en otras zonas del planeta.
Existe un amplio consenso de que el cambio climático es producto de la acción humana, sobre todo por las emisiones de gases de efecto invernadero, pero también por el agotamiento de los recursos y la contaminación.
Esto se ve acelerado por el actual modelo económico lineal, basado en "tomar-hacer-desechar", lo desde luego es despilfarrador y se concentra principalmente en extraer recursos de la naturaleza. Esto tiene que parar.
Si deseamos alcanzar un desarrollo sostenible y que se cumplan los compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero bajo el Acuerdo de Paris, los expertos consideran que es impostergable adoptar un nuevo modelo económico denominado "economía circular".
Este modelo se basa en 3 principios: eliminar residuos y contaminación; mantener productos y materiales en uso, y regenerar los sistemas naturales.
Impulsada y sustentada por el uso de energías y materiales renovables, la economía circular revolucionará la forma en que producimos y consumimos.
Lo mejor del modelo es que plantea estimular el crecimiento económico y el empleo, sin comprometer al ambiente y con bajas emisiones de carbono.
Esto es muy relevante, porque tradicionalmente se piensa que la protección al ambiente implica sacrificar crecimiento económico y empleos.
En la economía circular se genera valor de dos formas:
1. Los materiales y productos fabricados por el humano deben permanecer en uso el mayor tiempo posible, por lo que el valor se crea mediante el intercambio, la reutilización, la remanufactura y el reciclaje.
2. Por otra parte, después de haber pasado por múltiples usos, los materiales deben regresar a la naturaleza de forma segura, devolviendo así los nutrientes a la tierra y a los ecosistemas naturales.
¿Qué tanto puede beneficiar esto al ambiente y la economía? Un ejemplo: Estudios de la Fundación Ellen Macarthur señalan que cambiando la forma en que producimos y utilizamos el acero, el cemento, el aluminio y el plástico se podrían reducir en un 40% para 2050 las emisiones de gases de invernadero.
Por otra parte, en el plano económico el uso de acero reciclado o reutilizado para la construcción de edificios podría generar hasta un 25% de ahorro en los costos de material por tonelada de acero.
Además, según investigaciones del Foro Económico Mundial, se prevé que el mercado de envases retornables crezca de 37 mil millones de dólares en 2018 a 59 mil millones para 2026, mientras que el mercado de la ropa de segunda mano duplicará el tamaño del de moda rápida para el año 2029.
En la actualidad, China y Europa son los líderes mundiales en la transición hacia la circularidad, pues el desarrollo de sus estrategias internas y externas influye en el resto del mundo. China se adelantó a la tendencia mundial al adoptar su Ley de Promoción de la Economía Circular desde el año 2009.
Estudios de la Comisión Económica para América Latina y la Organización Internacional del Trabajo indican que la adopción de la economía circular podría propiciar la creación de 4.8 millones de empleos en la región.
En México, aún estamos en "pañales" en la transición hacia un modelo económico circular. Para avanzar se requiere una mayor cultura de reciclaje entre la población y adicionalmente inversiones importantes para la apertura de centros de acopio de materiales y plantas de tratamiento de residuos.
Para asegurar el éxito de la transición de nuestro país, se requiere un fuerte compromiso del Gobierno y acceso a financiamiento, pero también involucraría la participación decidida del sector privado y la sociedad civil.
De no combinarse todos estos factores, como país seguiremos "quemando" nuestros recursos naturales, rezagados en materia económica y contribuiremos a agravar el cambio climático.
Twitter: @GomezReyna