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Las Plumas

Desaparecer SIRM, la opción

Francisco Gonzalez Bolon

Un empleado de la comuna de San Ignacio Río Muerto faltó a sus labores este lunes.

Como es una persona con discapacidad, sus compañeros se inquietaron hasta que encontraron la razón de la falta:

Lo vieron bastante demacrado y con temblor en sus manos debido a que no había comido en varias horas, pero aun así iba a ir a conseguir banquetas de los vecinos para barrer, a fin de completar para su desayuno, por lo menos.

Cuentan que Cristina García Zazueta, la dirigente sindical de la burocracia municipal, se dirigió con Gildardo Ochoa Rincón, secretario particular de la alcaldesa Patricia Zulema Magallanes Lugo, y a Oficialía Mayor para justificar la falta del trabajador.

Pero la respuesta de esos iluminados que bajo la bandera de Morena se creen los transformadores de este país, fue que ese tipo de faltas no se justifica.

Pero no toman en cuenta que el Ayuntamiento debe 11 quincenas a sus trabajadores y a algunos hasta 25.

Hay incluso un proceso legal en marcha para que se reconozca el derecho de los empleados a la huelga debido a que la Comuna sí tiene para pagarle a sus empleados de confianza, pero a los de base los relega.

El viernes pasado, los trabajadores hicieron un paro de labores para presionar por el pago de su sueldo, pero la Presidenta Municipal, en vez de atenderlos ordenó que se les levantara un acta administrativa.

Hay insensibilidad entre los políticos que llegaron con la ola lopezobradorista al poder y se sienten los dueños de vidas y haciendas, como si estuvieran haciendo una gran labor para sus representados.

Eso se refleja también en la falta de pago del impuesto ejidal para los habitantes de la comunidad de Tetabiate, a quienes por ese concepto les corresponden al menos 190 mil pesos, pero en “abonos chiquitos” apenas les han dado 17 mil.

Los indígenas fueron a revisar en la Agencia Fiscal y ahí les dijeron que desde junio de este año se depositaron 391 mil pesos a la Comuna de San Ignacio derivado precisamente del 2% del predial ejidal.

Hasta el momento, señalan, nadie les ha explicado hacia dónde se llevaron esos recursos que ya estaban etiquetados para pagar a los ejidos y comunidades.

Cuando les reclamaron por primera ocasión, la alcaldesa Magallanes Lugo les pidió una lista de las personas mas vulnerables de la comunidad yaqui, pero con todo y que se cumplió con ese documento, hasta el momento ninguna clase de apoyo se les ha proporcionado.

Los indígenas dicen que además de las obras necesarias para la comunidad que se financiarán con los recursos ya ganados, tienen enfrente las tradicionales actividades religiosas decembrinas y desean con ese recurso financiarlas.

Pero hasta el momento han topado con pared y ven en el de San Ignacio Río Muerto un Ayuntamiento quebrado, totalmente paralizado por la falta de ingresos, pero, eso sí, los funcionarios escupen por un colmillo porque la Cuarta Transformación les da para eso y más.

Y es ahí donde se cuestiona por qué esa comunidad se convirtió en municipio si no tiene los recursos suficientes para su propia autogestión.

Aunque cuando pertenecía a Guaymas también estuvo olvidado de la mano de Dios, por lo menos la nómina municipal no se incrementaba como ahora que cada Presidente Municipal deja una legión de personas que fueron contratadas solamente porque ayudaron en campaña.

Lo mejor sería que ayuntamientos como el de San Ignacio desaparecieran para volver a ser comisaría y que dependieran de un municipio que sí tenga ingresos para mantener las actividades burocráticas vigentes.

De otro modo solamente se vuelven un lastre para el gobierno estatal y, peor aún, para sus habitantes.

Comentarios: francisco@diariodelyaqui.mx