Del maratón Lupe-Reyes al Juditas-Valentín
En este lugar olvidado por los gobiernos, salimos adelante; si hubiera una cruz en cada lugar que han matado a alguien, el pueblo parecería un panteón
Ciudad Obregón es una ciudad tan sui generis que tiene sus propias reglas -no escritas- para su existencia. Aquí somos diferentes a muchas otras ciudades o pueblos de México. Estamos medio perdidos entre la frontera norte y el sur del norte del país. Aquí se vive bien, y se muere mal.
Aquí tenemos un valle que de ser el granero de México pasó a la lloradera de ricos y pobres. Aquí se come bien, aunque se tiene escasos platillos locales. Aquí todos juegan el juego de las apariencias económicas, pero comparten su apatía en todo lo que implique servir a los demás. Aquí a todos nos gusta la fiesta, tanto que hasta los funerales los convertimos en jolgorios. Aquí, en este lugar olvidado por años de los gobiernos estatales en turno, salimos adelante. Aquí, si hubiera una cruz en cada lugar que han matado a alguien, nuestro pueblo parecería un panteón. Aquí es donde la clase política, para variar, se ensañado en robarle y los ladrones, casi siempre de la “alta sociedad”, van de iglesia en iglesia dándose golpes de pecho. En Obregón tenemos desierto, sierra, mar, valle, y se dan de todo tipo de árboles. En este lugar vivimos rodeados de agua, pero el agua suele escasear y, aun así, se comparte con la capital y otras ciudades, quieras o no. Nuestra gente, para mi gusto, la mayoría es bien parecida y siempre está lista para la fiesta. Aquí tenemos talento para la música y demás bellas artes, tanto que nuestra gente anda por todos lados dando lo suyo.
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Bueno, somos tan especiales que para nosotros el maratón Lupe-Reyes, que iba del 12 de diciembre al 6 de enero, pasó, por nuestro afán de diversión, adoración y disipación sin freno, que pasó a ser el maratón Juditas-Valentín. Es decir, la convivencia no termina de la noche del 27 de octubre, al 14 de febrero. Somos todo corazón.
¿No me crees? Pon atención este año en lo que te digo. Desde el momento que escribo estas letras la gente ya va en peregrinación rumbo a la adoración de San Judas Tadeo, habrá oración, comida, bebida, luces y sombras.
En la ciudad empezará la fiesta que no termina hasta el 14 de febrero, pasando por Día de Muertos, Virgen de Guadalupe, el invierno, la Navidad, el Año Nuevo, Día de Reyes, la Candelaria hasta llegar al cupido con San Valentín. Después, llega la Semana Santa, junto con la primavera, luego el verano, hasta llegar al otoño y todo vuelve a comenzar hasta que llega el ocaso de la vida.
Salud y salud,