Puede parecer poco convencional afirmar que el pasado debe quedar atrás, ya que la historia es la que da consistencia al presente y proyecta el futuro.
Sin embargo, en determinado momento es fundamental enfocarse en el presente para avanzar en los propósitos de vida y consolidar un proyecto duradero.
Esto se debe a que, en algunas actividades económicas, se cree que los periodos de abundancia vividos en el pasado regresarán sin necesidad de participar activamente.
Es importante entender que, si algo fue próspero en el pasado, fue gracias a la participación de la sociedad para que así sucediera, sin ignorar el papel que corresponde a las entidades públicas.
Esperar a que las condiciones cambien en la agricultura y que vuelvan los tiempos de prosperidad sin la intervención de los principales actores es imposible.
Lo que sí es una realidad es el constante cambio de las reglas del mercado, tanto en Estados Unidos como en otras economías del mundo, lo que modifica la forma de producir y comercializar.
Asimismo, productos agrícolas de distintas características que antes no se cultivaban en ciertos países ahora compiten en el mercado.
En el contexto actual, si en el pasado la agricultura sostenía a una o varias ciudades, hoy, debido a los cambios en el consumo y el clima, ya no ocurre de la misma manera.
Además, el crecimiento poblacional en esas ciudades ha incrementado la demanda de atención a sus necesidades, que seguirá aumentando con el tiempo.
Los tiempos que han transformado las necesidades sociales han estado presentes desde hace décadas, lo que indica que es momento de actuar de manera diferente para continuar produciendo.
Si bien no es fácil hacerlo, fue aún más complicado para los pioneros que trazaron el primer surco en la tierra donde ahora se cultivan alimentos. Es momento de seguir avanzando.
El mismo principio aplica en el desarrollo industrial: para que lleguen inversiones que impulsen la economía local o extranjera, es esencial establecer un buen plan.
Así como existe competencia en la venta de bienes y servicios, también hay competencia a nivel mundial para atraer inversiones, y será el mejor postor quien logre captarlas.
Mientras esto sucede, el impulso de la sociedad y el apoyo gubernamental en cualquier Municipio del país serán determinantes. De lo contrario, por mucho interés que haya, las inversiones no llegarán.
La realidad del mundo actual cambia de manera veloz y, si no se observa con atención, las ciudades corren el riesgo de estancarse en su crecimiento.
Pretender que el pasado regrese sin participación activa sólo acelerará la desaparición del comercio y los servicios, especialmente si no mejoran en calidad y atención.
Dejar el pasado atrás, aprovechar lo más viable, vivir el presente y planear el futuro permitirá que muchas actividades económicas continúen con prosperidad. No se debe creer que todo llegará por sí solo.
DEL ESCRITORIO
En el mercado competitivo actual, la oferta y la demanda rigen la producción de bienes. Algunos productos que solían fabricarse en Estados Unidos volverán a producirse ahí, mientras que otros países podrán ofrecer costos más bajos y competir en precios. El panorama no parece sencillo... El desequilibrio en los mercados financieros también influye, especialmente cuando se aplican aranceles un día y al siguiente se eliminan, afectando diversas economías. En tiempos de turbulencia comercial, lo más importante es consolidar la economía de las ciudades mexicanas mediante un consumo constante en sus comercios. Esto genera empleos y derrama económica para sus habitantes.