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Las Plumas

Decepcionan los precandidatos

De pronto, los políticos llegaron como las abejas a las flores. Durante los dos últimos años, poco se habían dejado ver, salvo aquellos que saben las reglas no escritas de que si no te ven, no te quieren.

Francisco Gonzalez Bolon

Pero en los últimos días, aquellos (y aquellas) que desean obtener algo en las pizcas del 2021 se han dejado ver de diferentes maneras.

Ahora sí les interesa inundar las redes sociales o los medios de comunicación formales.

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Los que nunca habían hecho siquiera una llamada de saludo, ahora hasta te convierten en “amigo” cuando sabes que esa palabra en labios de políticos es algo así como herejía.

Ellos no tienen amigos sino intereses, decía el periodista Alejandro Oláis Olivas, al que recuerdo con mucho afecto.

De pronto, llamadas o mensajes hasta para “tomarnos un café” inundan los celulares e invitan a los informes aquellos que antes leyeron casi casi en secreto, con los íntimos, como no queriendo dejar saber lo que hicieron o dejaron de hacer.

O bien otras personas hasta se convierten en “changarreras” y se van con una Caravana Comunitaria “Jóvenes por Cajeme”, copia de lo que en su momento hizo un regidor independiente, para vender papas o lo que sea con tal de quedar bien con la gente aquella que piensan visitar en los próximos meses en calidad de candidatas o candidatos, si es que llegan a serlo.

 Hay quienes muestran el cobre a las primeras de cambio. Cuando la crítica les cae encima, el talante autoritario sale a relucir y ven por encima del hombro a quienes, según ellos, son sus enemigos, solamente porque les hacen preguntas incómodas y ellos creen que por venir del altiplano representan la última coca en el desierto.

Como si uno no conociera sus defectos y aciertos, que son menos que los yerros.

Hoy, algunos están dispuestos hasta a renunciar a sus partidos con tal de verse impolutos ante los demás, aunque el ADN lo muestren en la puritita frente.

Y así irán por las campañas, como “ciudadanos” con tal de convencer, pero quién sabe cómo responderán si llegan al poder.

Son mansos corderitos, mañana lobo feroz contra quienes hayan o no votados por ellos.

En Sonora, pues, los posibles candidatos no están a la altura. Hace falta calidad.

Ninguno convence de buenas a primera por sus actitudes y desplantes y, se dice, se tendrá que seleccionar al menos “pior” porque, desafortunadamente, así es eso que en este país llaman democracia.

Desde ahí debe empezar el cambio de esta nación. El gatopardismo enunciado por los que llegaron dizque para lograr la transformación, ya a nadie convence.

Se sabe que son más de lo mismo y el rancio tufo priista lo transmiten kilómetros a la redonda.

Por eso este país no pasará de ser lacayo del norte, pues los políticos mediocres inclinan la frente ante los primeros vendavales.

Hace falta cambiar a México. Empecemos con nosotros mismos. Y de raíz. Sin vender la conciencia o el voto al mejor postor.

Solamente así el cambio será verdadero.

Comentarios: francisco@diariodelyaqui.mx