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Las Plumas

De políticas y cosas peores

Considero a César Garza Villarreal, alcalde de Apodaca, el mejor orador político que hay ahora en México, a la altura de un Porfirio Muñoz Ledo


"No sea mamona" -oyó la maestra de Rosilita que le dijo la pequeña. "¡Rosilita! -se azaró la profesora-. ¿Por qué me hablas así? Yo lo único que te dije fue que está muy linda la monita de peluche que te trajeron los Reyes Magos". "No se ama mona -la corrigió la niñita en su media lengua-. Se ama muñeca". Babalucas iba a pescar en el hielo. Tomó un taladro para hacer la perforación y pasar por ahí el anzuelo. De pronto oyó una sonora voz venida de lo alto: "No perfores el hielo". Volvió la vista a lo alto y no vio a nadie. Esgrimió otra vez el taladro. "No perfores el hielo" -se oyó de nueva cuenta la orden. Babalucas, desconcertado, preguntó: "¿Por qué no puedo perforar el hielo para pescar aquí?". Respondió la voz desde la cabina de audición: "Porque ésta es una pista de patinaje bajo techo". Por azares de la fortuna la señorita Himenia, célibe madura, vino en posesión de la lámpara de Aladino. Le contó a su amiguita Celiberia: "Froté, y se cumplió mi deseo". Preguntó Celiberia: "¿Frotaste la lámpara de Aladino?". "No -aclaró la señorita Himenia-. Froté a Aladino". ¡Aplaudid, manos ociosas! ¿A quién? A Samuel García Sepúlveda, gobernador de Nuevo León, y al doctor Santos Guzmán López, rector de la Universidad nuevoleonesa. A ni uno de los dos yo conocía, y conocí a los dos el mismo día. (Métrica y rima involuntarias). Los saludé por primera vez en una amistosa reunión navideña, llevada a cabo con todas las precauciones del caso, a la cual nos convocó César Garza Villarreal, alcalde de Apodaca a quien considero, hasta que alguien me pruebe lo contrario, el mejor orador político que hay ahora en México, a la altura de un Porfirio Muñoz Ledo en sus mejores tiempos. Tanto el gobernador García como el doctor Guzmán, debo decirlo, me causaron magnífica impresión -a mí casi toda la gente me causa magnífica impresión-, el joven gobernante por su don de gentes y por el conocimiento que muestra de la problemática de su Estado, y el rector universitario por su sencillez y por el gran amor que en él se advierte por la Casa de Estudios a la que tanto debo como maestro huésped que fui de ella durante varios años, y como padre de uno de sus estudiantes, mi hijo Javier, quien en la UANL cursó -y con mención de honor- una maestría. Ahora bien: ¿por qué pido un aplauso, y dado con ambas manos, para mayor efecto? Porque el gobernador García y el rector Guzmán hicieron un convenio a fin dar atención médica gratuita en el Hospital Universitario a niños y adolescentes que padecen cáncer y cuyos padres no cuentan con medios para su atención. No quiero hablar mal de nadie, pues hoy es Día de las Reyes Magos, pero esta acción del Gobierno y de la Universidad de Nuevo León contrasta con la actitud omisa que ha tenido la 4T en relación con los pacientes de corta edad que sufren de cáncer, y por la falta de medicamentos para ellos. La esposa de Melchor comentó: "A mí me dijo mi marido que iba a seguir el curso de una estrella que apareció por el Oriente". La mujer de Gaspar manifestó: "A mí mi esposo me dijo lo mismo". Repitió la señora de Baltasar: "También el mío me dijo eso". "¡Ah! -exclamó con enojo la esposa de Melchor-. ¡Lo que inventan éstos para alejarse de nosotras algunos días!". Un sujeto le reclamó a su compadre: "Estoy muy sentido con usted". "¿Por qué, compadre?" -se inquietó el otro. Dijo sumamente molesto el individuo: "Me enteré de que usted anda diciendo que anoche nos besamos en la oscuridad del callejón del Rano". Aseguró el compadre con vehemencia: "Le juro que nunca he dicho semejante cosa". El tipo se consternó. Dijo preocupado: "Entonces nos vieron, compadre". FIN.