De política y cosas peores
En otro terreno más terrenal se debe tener cuidado con lo que se dice antes, durante y después del acto amoroso, pues hay frases inoportunas
Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupiscencia de la carne, le pidió a Dulciflor, muchacha ingenua, la dación de su más íntimo encanto. Ella era hija de familia, como antes se decía, y se había educado en colegio de monjas, de modo que le dijo: "No puedo. Tengo escrúpulos". "No importa -replicó él-. Estoy vacunado". Antes de que el malhadado virus llegara a trastocar nuestras vidas, mis andanzas de conferencista itinerante me llevaron a todo lo largo (y ancho, y alto) de la hermosa República Mexicana. Varias veces fui a Fresnillo, Zacatecas -de ahí es Ricardo Monreal-, ciudad donde la música tiene casa propia. Baste decir que es cuna de Manuel M. Ponce y que ahí formó su extraordinaria orquesta mi inolvidable amigo Beto Díaz. En una de aquellas venturosas ocasiones visité el bello Santuario de Plateros, de donde el Santo Niño de Atocha sale a caminar por las noches con tal asiduidad que gasta sus huarachitos y se los tienen que cambiar cada año. En la tienda de artículos religiosos anexa al templo adquirí un folleto en el cual se contienen ¡cien! respuestas que una joven virtuosa puede dar a un hombre cuando éste le pida aquellito. Una de ellas es ésta: "No creo en el sexo sin amor". Si el solicitante fuera avieso y misógino y una muchacha le dijera eso seguramente contestaría: "Tampoco yo creo en el sexo sin amor, preciosa. Tú dame el sexo, y el amor yo veré dónde lo consigo". Ya en otro terreno más terrenal se debe tener mucho cuidado con lo que se dice antes, durante y después del acto amoroso. Muchos deleitables trances se han frustrado, o interrumpido, por una palabra mal dicha o una frase inoportuna. Un ejemplo: si estás haciendo el amor con Juanita y le dices en el culmen del deliquio: "¡Te amo, Cuca!", seguramente eso no traerá buenas consecuencias. Una cierta señora le preguntó a su esposo: "¿Por qué nunca dices mi nombre cuando tenemos sexo?". Contestó el sujeto: "Es que temo despertarte". Se me han ocurrido 10 frases que un hombre no debe decir cuando le hace el amor a una mujer, y 10 que una mujer no debe decir cuando le hace el amor a un hombre. He aquí las frases que el hombre no debe pronunciar en el curso del acto: 1-. Dale más aprisa, linda, que ya va a empezar el futbol. 2-. ¿Qué vas a hacer mañana de comer? 3-. ¿Te conté que mi tía Marionela murió en esta cama? 4-. ¡Mira! ¡Tuve una novia que también me hacía eso! 5-. Ahora que me acuerdo, tu perrito se cayó por la ventana. 6-. ¿Te has fijado qué bien se puso la comadre con esa cirugía que se hizo? 7-. Tenías razón: ahora que te veo sin ropa mejor vamos a apagar la luz. 8-. A veces pienso cómo habría sido esto si me hubiera casado con tu amiga Cloralia. 9-. Espero que hayas disfrutado, porque lo que es yo... 10-. Serías la mujer perfecta si al terminar te convirtieras en una pizza de pepperoni y un six de cheves. Y ahora he aquí las 10 frases que una mujer no debe decir cuando está haciendo el amor con un hombre: 1-. ¿Y entonces por qué tienes los pies tan grandes? 2-. El techo necesita pintura. 3-. ¿En qué momento es cuando dices que se siente bonito? 4-. Que esto no te moleste, siempre acostumbro limarme las uñas en la cama. 5-. ¿Que cuál posición me gusta? Una donde pueda seguir viendo mi serie. 6-. Los demás lo hacían en otra forma. 7-. Perdona que te ponga este gafete, pero es que a veces se me olvidan los nombres. 8-. ¿Cómo que ya? 9-. Creo que necesitas tomar un curso. 10-. ¿Y no crecerá si le echamos agua?... (Nota. Nuestra amable colaborador da igualmente 10 razones por las cuales hoy no hablé de política, explicaciones que por falta de espacio nos vimos en la penosa necesidad de suprimir). FIN.