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Las Plumas

Culpas ajenas

Culpas ajenas

Cuando acudí a acompañar a mi hijo para recibir su vacuna contra el coronavirus, me había preparado para una jornada de horas, pues había visto la “organización” de los otros procesos a cargo de la Secretaría del Bienestar.

Pero me llevé la grata sorpresa de que fue una jornada ágil, bien organizada, aunque, como en el sitio me enteré, había estado a cargo de las secretarías de Educación y la de Salud únicamente.

Pensé que los encargados de Bienestar habían estado pendientes de esa etapa de vacunación y aprendido algo en cuanto a la manera de organizar a la gente para que fuesen muy rápidas las siguientes ocasiones.

Sin embargo, ayer que me tocaría en carne viva la recepción de la vacuna, me llevé una gran decepción.

Los de Bienestar no deben ser los encargados de estas jornadas sino que se debe dejar en manos de personas con experiencia en organización de eventos, con conocimientos de logística, pero, sobre todo, que sepan comunicar.

Este martes, miles de ciudadanos debieron esperar largas horas bajo los rayos del sol el momento de vacunarse.

Según los “organizadores”, ellos por las redes sociales dijeron que acudirían los del rango 50-59 años y en específico los de 57-59 en este primer día.

Y creen que por haber puesto en las redes sociales los anuncios, ya todo mundo se dio por enterado. Al frente de esa dependencia están personas que no saben comunicar y dan por hecho de que las redes sociales son la única alternativa para informar bien.

Eso sí, a la hora en que vieron el caos como resultado de su mala logística, comenzaron a echar culpas para todo rumbo. Que si la gente está desinformada, que si les robaron los anuncios de las redes sociales y pusieron otros, que todo mundo en Ciudad Obregón es desorganizado porque en otras ciudades no sucede lo que aquí pasó.

Es decir, todos tienen la culpa de la anarquía, menos sus ineptitudes.

Tan fácil que hubiera sido recibir desde temprano, con un orden numérico si se quiere, a los que se iban a vacunar e irlos pasando, por ejemplo, al interior del estadio de beisbol y sentados en las gradas esperar su turno.

Muchos pensaron que por el hecho de acudir al estadio habría sillas en abundancia y, por lo mismo, ya no llevaron y tuvieron que pasar horas en medio del sol y sin un sitio dónde descansar.

Puede ser que sea un rango de edad en el que hay personas productivas aún, fuertes, pero eso no significa que estén de todo sanas.

Había ahí personas que no resistían mucho el estar de pie por problemas de circulación. Pero ya con estar bajo los rayos del sol era suficiente para convertir aquello en una recordada continua de 10 de mayo a los impulsores de esta mala organización.

Ojalá y esta experiencia sirva para que los de Bienestar piensen mejor las cosas y trabajen pensando en la comodidad de las personas y no en cómo decirles a los beneficiarios que la vacuna se consiguió gracias al gobierno, cuando es una obligación de ellos el llevar a cabo esa tarea sin pensar solamente en lo puramente electoral.

Por lo pronto, muchos de los que iban a ser vacunados con mucha razón sostenían que si ese tipo de organización se daba en el aspecto micro de una jornada de salud, imagínense por qué el país anda tan a la deriva en muchos quehaceres de su vida cotidiana.

Se las dejo de tarea.

Comentarios: francisco@diariodelyaqui.mx