Críticas en Huatabampo
El alcalde Flores Mendoza resultó cuestionado públicamente al estar pavimentando la calle donde está precisamente la casa donde vive uno de sus hijos
El alcalde de Huatabampo dijo recientemente que su gobierno entregará cuentas claras y finanzas sanas. Juan Jesús Flores Mendoza señaló que ese mecanismo se hará con transparencia y rendición de las acciones realizadas en el trienio. Es propio que sea así. También debe ser pertinente señalar que haya reconocido que su gobierno ha tenido muchas críticas y señalamientos.
No suele ser común que los gobernantes suscriban razonamientos como este último que se describe. Pero la verdad es que las críticas y los señalamientos forman parte (o deben formar parte) de toda labor de gobierno en su exposición pública. Es obvio que lo deseable ha de ser siempre que esas legítimas actitudes estén fundadas y no resulten producto de la animadversión o del interés político. Esto suele ser harina de otro costal.
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En el que nos ocupa, sucedió que el alcalde Flores Mendoza resultó cuestionado públicamente al tomarse nota de que el gobierno huatabampense está pavimentando la calle donde está precisamente la casa donde vive uno de sus hijos. Pero igualmente a nadie se le ha escapado que en ese rumbo también reside el secretario de Obras Públicas, Christian Corrales Corral. La calle bajo pavimentación se ubica en la colonia denominada Los Juris.
Puede tratarse de una coincidencia los casos particulares a que se alude. En efecto, todo cabe dentro de lo posible. El problema es que también habría que reconocer que en la vida hay de coincidencias a coincidencias, si bien la que nos ocupa podría ser un tanto difícil de aceptar. Aunque ciertamente al final bien podría ocurrir. Y más cuando se tiene el dato o antecedente que señala que los vecinos de la colonia Los Juris tenían más de 30 años solicitando obras de pavimentación en su entorno.
De todas maneras, y sea cual sea la óptica con la que se quiera abordar este asunto, a menudo es prácticamente imposible evitar la suspicacia pública. Debe ser reconocible el hecho que el alcalde Flores Mendoza haya resuelto en principio abordar el tema y responder así a las explicables objeciones o críticas surgidas en la opinión pública huatabampense. Debe ser importante que episodios de esta naturaleza salgan a la luz pública y se debatan como es propio ocurra. Su registro sin duda sirve a la mejor discusión del interés ciudadano.
Mientras tanto, cabría anotar que, sin lugar a dudas, un lugar como Álamos debe resultar un tanto complicado para la circulación de motocicletas, especialmente en su centro citadino. Pero, de todas maneras, y en una motivación que no puede ni debe evitarse, se ha multiplicado también el uso de tales aparatos motorizados. No en balde, entonces, en esa colonial población se ha puesto en vigor un programa. La denominación del mismo lo explica todo por sí mismo: “Cero Tolerancia a Motociclistas”.
Queda en evidencia que ningún interesado en el tema podrá ignorar el tajante propósito de esa iniciativa. Sí, tajante pero necesario y exigible. Puede ser demostrable que quizá en ninguna otra parte sureña se ha decidido como en Álamos normar con tan notoria actitud oficial el tránsito rutinario de motociclistas. Dos son los propósitos: por supuesto evitar accidentes y que los respectivos conductores cumplan con los reglamentos de Tránsito. Mayor claridad al respecto no puede documentarse.
Pero ojalá que no se trate nada más de palabras o de actitudes oficiales pasajeras o escenográficas para apantallar al turismo y a los vecinos propios. Planteamientos como los que se comentan empezaron a tener vigencia desde el fin de semana anterior. La idea (o la exigencia) es que sólo sean dos personas las que vayan a bordo de una motocicleta, pero con la salvedad de que ambas deberán portar casco protector. También será necesario portar placas y licencia de conducir al igual que luces y direccionales.
Además, las motocicletas no deberán ser manejadas por menores de edad, pero quienes sí puedan hacerlo tendrán que respetar los límites de velocidad. Y así por el estilo son las disposiciones al respecto. Podría pensarse así. Las que se enuncian bien podrían etiquetarse como medidas o disposiciones cuya aplicación es obligatoria para el tránsito rutinario de motocicletas. Siempre han sido así.
Sion embargo, esta vez lo que llama la atención es que se haya resuelto aplicarlas en un lugar como Álamos, de suyo una comunidad dueña de una admirable tranquilidad vial. O por lo menos así fue hasta hace no mucho tiempo. Hoy seguramente su circulación vehicular se ha complicado un tanto, lo que puede ser fácilmente comprobable. El caso de las disposiciones para motociclistas ayuda a entender una situación como la descrita. Por algo se resolvió aplicarlas al parecer sin muchas complicaciones de por medio.
armentabalderramagerardo@gmail.com