La falta de oportunidades para nuestros niños y jóvenes es lo que provoca tanta violencia. En nuestra ciudad cada vez hay más pequeños viviendo en condiciones infrahumanas, para constatarlo basta darse una vuelta por los distintos rincones del Municipio de Cajeme. (Me atrevo a decir que esta situación no es privativa del sur de Sonora, sino de todo el país).
Nos estamos llenando de personas que no tienen acceso a la educación. Pero educación en toda la extensión de la palabra; educación de forma integral, y con esto nos referimos al aspecto académico, la formación ética y civil, la alimentación saludable, el deporte, los valores, el arte y la cultura. Estamos en la calle de la amargura en este aspecto. Gobiernos van y gobiernos vienen pero es puro improvisar y robar, y los resultados están a la vista de todos: Oomapasc al borde de la quiebra, lo mismo que las otras cuatro paramunicipales. Eso es por parte de lo que le compete al Gobierno. En cuanto a nosotros como ciudadanos, les puedo afirmar que hay muchos niños y jóvenes creciendo sin siquiera tener unos padres cariñosos que les brinden buenos ejemplos, no porque no quieran, sino porque tampoco ellos lo tuvieron y así se van repitiendo los patrones de conducta y desprecio por todo una y otra vez, como lo podemos ver en nuestra comunidad. Para donde quiera que voltees te darás cuenta que todo está sucio, todo está roto, dividido, lejano, enviciado y, lo que es peor, sin ilusiones ni esperanzas de que esto vaya a cambiar y, si esto no comenzamos a darle soluciones, las cosas cada vez estarán peor. Estamos fracasando como sociedad y como nación porque solo pensamos en nosotros mismos; somos apáticos porque ni siquiera queremos salir a votar para de perdida estar conscientes de quiénes nos van a venir a joder o quiénes merecen tener el poder.
Quizá pienses que todo esto no es tu responsabilidad, pero lo que sí es cierto que los problemas que esta falta de oportunidades está generando, como violencia, robos, malos gobiernos, corrupción, suciedad, sí afectará a todos.
Imagínate lo que es crecer en un ambiente en que no puedes aspirar a nada o, si acaso, un trabajito mal pagado que no te permitirá nunca salir adelante. De vivir en un lugar siempre sucio, con padres adictos, si es que los tienes, sin acceso a la educación y, para colmo, sin nadie que te quiera y te enseñe a trabajar. Imagínate. Por eso se entiende que muchos de estos ¡niños!, jóvenes y adultos si acaso aspiran a ser sicarios, vivir rápido y morir joven... ¿Qué más puedes esperar de esta ciudad que entre todos hemos creado? ¿Qué más puede esperar la mayoría que ser sólo carne de cañón?