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Las Plumas

Candidatos a alcaldes e inseguridad

Francisco Gonzalez Bolon

Con el inicio de las campañas políticas a las alcaldías de Sonora, se siente en la atmósfera que es la hora de las definiciones, no solamente de los ciudadanos sobre sus preferencias partidistas sino, también, de los candidatos.

Al menos en Cajeme, han salido en busca del voto popular por la alcaldía, nueve personas y eso le ha dado un poco de vitalidad a un periodo electoral que se mostraba apagado a pesar de la presencia de los aspirantes a la gubernatura.

No se sentía ambiente electoral, pero con las campañas municipales se le ha inyectado mas dinamismo, pues es lógico que en muchos de los casos los aspirantes son los tractores que moverán la votación hacia su abanderado hacia el gobierno estatal.

En el caso de Cajeme, los inscritos por los partidos políticos que le moverán un poco mas a la contienda serán Anabel Acosta Islas y Rosendo Arrayales Terán, que de todas maneras están al momento por debajo de las preferencias que presume el candidato independiente.

La candidata de la alianza Va por Cajeme por el solo hecho de ser mujer ya tiene muchos puntos a favor y si desarrolla una buena estrategia, puede acercarse a la victoria, pero el hecho de salir en rueda de prensa acompañada de personajes poco empáticos con gremios como el de la comunicación, va a estar en chino.

El aspirante de Morena, Javier Lamarque Cano, basado mas en la marca que en su propio prestigio personal, está detenido porque el covid hizo de las suyas en su persona justo cuando las campañas iban a arrancar.

Arrayales Terán hizo una labor titánica como regidor en contra de los abusos municipales, pero en la definición de las candidaturas no fue favorecido por Morena o el PT y el cambio hacia un partido emergente no le favorece ante el conocimiento que la opinión pública debe tener de él y del organismo que lo postula. De todos modos, hará mucho ruido.

En Movimiento Ciudadano tienen un candidato a Alcalde que llegó tarde a la repartición de carisma. Además, aunque él se vende como la última soda en el desierto para atacar la inseguridad, muchos le recuerdan que en su momento como Procurador de Justicia no hizo lo necesario para acabar con el cáncer de los homicidios dolosos.

Todavía hoy vivimos, y con mayor fuerza, las secuelas de un crimen organizado que comenzó a adueñarse de la entidad en los tiempos de Eduardo Bours Castelo como Gobernador, pero sobre todo de la sierra sonorense y aunque se le advirtió al entonces Procurador través de reportajes sobre el tema, algunas zonas del estado son ya tierras controladas por todos, menos por las autoridades policiacas.

Y cómo olvidar el episodio aquel cuando en Vícam asesinaron a dirigentes obreros y del transporte que se oponían a las malas políticas públicas del gobierno de Guillermo Padrés Elías y la entonces Procuraduría, a cargo de Murrieta Gutiérrez aún, sacó un “espectacular” comunicado en el cual echaba la culpa a un “comando” que atravesó desde Sinaloa hasta el territorio yaqui en menos de tres horas para cometer los crímenes.

Jamás se dio con el carro “fantasma” a pesar de que en las casetas de cobro que debió atravesar, tienen cámaras de vigilancia. Y aún así el candidato se autoproclama como el único que puede combatir la inseguridad. Por Dios.

Por cierto, comentan que ayer fue día de reclamos en la Mesa de Seguridad que día a día se realiza para planear estrategias en el combate al crimen organizado, pero que hasta hoy no han dado buenos resultados.

Un enviado de la Secretaría de Marina, de manera enérgica pidió a los integrantes del grupo, integrado por civiles y militares, explicaciones sobre los últimos episodios amargos para los cajemenses, como la muerte de un ciclista y el encontronazo en una plaza comercial que ha derivado en más terror hacia la población.

Incluido el jefe de la Policía de Cajeme, Cándido Tarango Velázquez, recibió los regaños del alto mando y, una vez más, volvieron a señalar que viene un replanteamiento de las estrategias operativas, aparentemente con nuevos cuadrantes para vigilar.

O sea: ya han fracasado y seguirán fracasando mientras los niveles de entendimiento en altos niveles de la burocracia con el crimen organizado se sigan dando y abajo la tropa simule un ataque frontal mientras solamente se gastan la gasolina de las camionetas llenas de soldados y policías en recorridos por las ciudades como si estuvieran de paseo.

Comentarios: francisco@diariodelyaqui.mx