Cabildo sin edil étnico; oficial: no existe el PRD

Quizá de momento ni siquiera proceda examinar los motivos que propiciaron la falta de regidor étnico en el Cabildo huatabampense

Por: Gerardo Armenta

Apenas el viernes anterior se comentó en este mismo espacio la problemática existente en Etchojoa por el modo en que se está objetando la elección del regidor étnico Germán Servando Vázquez Álvarez, quien, de todas maneras, prácticamente forma parte del Cabildo local. En Huatabampo, sin embargo, el Cabildo respectivo no tiene edil indígena. Para variar, hay un problema de por medio en esa particular situación.

Quizá valga la pena asumir que no existe mayor novedad en formular una descripción como la anterior. Quizá de momento ni siquiera proceda examinar los motivos que propiciaron la falta de regidor étnico en el Cabildo huatabampense. No es que esos motivos carezcan de importancia. No es así. Todo lo contrario. Lo que llama la atención es la rapidez y la frecuencia con que surgen querellas entre los mismos indígenas de la Tribu Mayo.

Vale suponer que en la superficie o el fondo esos pleitos fomentan divisiones y enemistades en el conglomerado indígena. La verdad es que no deja de sorprender la facilidad y frecuencia con que ocurre tal hostilidad entre hermanos de raza, a menudo casi por cuestiones vulgarmente políticas o por razones de su importante calendario de fiestas propias. Pero ya es hora de que, por sus legítimos y propios beneficios, la Tribu Mayo cierre filas en torno a representantes suyos como son los regidores étnicos. Pero para ello se necesita que éstos dispongan de apoyos de la comunidad a la que pertenecen, lejos de los choques, las divisiones y los intereses políticos cuando los haya, que no siempre existen de por medio, lo que sea de cada quien. ¿Mucho pedir? Por supuesto.

De esta manera, a nada conduce que, por ejemplo, en Huatabampo la comunidad indígena permanezca en la incertidumbre por no tener consigo un regidor étnico que la represente. Esta que es una seria evidencia quedó recientemente de manifiesto. Es hora, entonces, de que una anómala situación de Cabildo como la que se describe quede resuelta. Pero el problema estriba en la forma que deba utilizarse para destrabarla. Tocaría hacerlo a los mismos indígenas mayos. Pero ocurre que el conflicto está en su mismo ámbito y tal circunstancia complica todavía más los hechos. ¿No existen ya los buenos negociadores políticos en el sur de la entidad? Parecería que...no.

Sigamos con otra pregunta que no tiene relación con la anterior: ¿Pensaría usted que el pasado jueves 19 de septiembre es un día de luto para la democracia mexicana? Por supuesto primero habría que documentar las razones que podrían motivar esa triste adjudicación. Estos son los hechos: ese día (recién transcurrido) el Consejo General del Instituto Nacional Electoral ratificó una noticia que ya era esperada por el sector de opinión pública que se interesa por la política. Hablamos de la pérdida (ya oficial) del registro del Partido de la Revolución Democrática.

¿La razón? Es conocida por la opinión pública: el PRD no alcanzó el 3% de la votación registrada en la votación federal del pasado 2 de junio. Una historia sabida en su momento pero que alcanzó ya su particular clímax y conclusión. La votación en el Consejo General del INE que sepultó al PRD fue de 10 votos a favor y uno en contra. Ciertamente, por lo visto no había mucho que hacer. Pero no puede negarse que este partido tenía cantado desde hace tiempo el destino que finalmente lo alcanzó. No parecía tener forma de ponerse a salvo. Y no la tuvo, por más que haya sumado momentos brillantes y estelares en la política electoral del país.

Por esa razón el PRD no se fue solo. Junto con sus siglas se fue también una suma de 35 años de quehacer político muy notable y productivo en algunas de sus etapas. Imposible no recordar el relieve de personajes políticos que militaron en sus filas. No en balde llegó a suponerse que el PRD daría mucho más en términos políticamente históricos. La verdad es que no llegó a tanto, dicho sea, sin ánimo de que desmerezca el sentido de su existencia.

Nadie podrá llamarse sorprendido al tomar nota de la ingrata suerte corrida legal y políticamente por el PRD. La desaparición de un partido (o por lo menos de algunos) puede de alguna manera condoler o lastimar el ánimo ciudadano. Eso dependerá del modo en que actuó a lo largo de su existencia. El PRD formó parte de una legendaria trilogía partidista con el PAN y el PRI, la que se vio fracturada con el surgimiento de un partido como MORENA. Y hoy el esquema respectivo se nota muy desbalanceado en demérito de tricolores y blanquiazules.

armentabalderramagerardo@gmail.com


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