Culminó el proceso electoral y los bloqueos a la carretera de cuatro carriles, auspiciados por los diferentes niveles de gobierno, permanecen intactos.
Crearon el monstruo para presionar, uno al gobierno federal y otro al estatal y ahora no saben cómo destrabar ese conflicto en el que ya se han inmiscuido intereses de otro tipo que tienen en jaque a los habitantes de los ocho pueblos yaquis.
Hay muchas desapariciones de jóvenes indígenas que no se han dado a conocer oficialmente, pero que entre los moradores de las comunidades es un secreto a voces.
El problema es que, de ser un problema interno, ha llegado ya a límites superiores, a tal grado de manifestarse a través de homicidios de varios reconocidos personajes, aunque el de al menos dos de ellos son vistos como "crímenes de Estado", pero fueron realizados a la sombra de gente extraña a la Tribu Yaqui para que apareciera como parte de las cifras de la violencia "normal" por las drogas.
Y todo se agrava porque hay quienes señalan que hay dudas de algunos sobre si en verdad sería el cuerpo de Tomás Rojo Valencia el encontrado, pues desde el 17 de este mes su familia no ha podido tenerlo para darle sepultura, supuestamente porque están en marcha algunos trámites aún.
Las autoridades deben salir a despejar dudas porque entre más tiempo pase, mas incrementará la incredulidad sobre este tema que de por sí ha levantado mucho polvo no solamente en el nivel local sino a nivel internacional incluso.
Mucho mas sospechoso se vuelve todo lo que está pasando en la Tribu Yaqui si se toma en cuenta que en el estire y afloje en las relaciones de gobierno, el tema de los bloqueos a la carretera internacional fue tomado como medida de presión en dos vías: hacia el nivel federal y, desde ahí, al estatal.
En esa medición de fuerzas, los únicos que han salido perjudicados son los ciudadanos que nada tienen que ver en el problema y que, como en el caso de los transportistas de carga, se ven obligados a pagar "cuotas" para poder seguir con su camino hasta entregar su mercancía.
A veces no se sabe ni en quién confiar y por eso los indígenas mantienen sus barricadas en la cuatro carriles como única medida de presión para obtener lo que desean.
Si es cierto que muchas de sus demandas son legítimas y que han sido engañados por años en el cumplimiento de algunos convenios con los diversos niveles de gobierno, pero en esto de los bloqueos ya son otras fuerzas las que intervienen y han complicado cualquier solución al conflicto.
Como dice José Efraín Inzunza López, presidente de la Central Integradora de Transportistas del Sur de Sonora, "los manifestantes han provocado diversos incidentes que han puesto en riesgo a los operadores, como a las unidades, e incluso a ellos mismos, que en realidad no son yaquis.
"Parece ser que muchos ni pertenecen a la etnia, hay más gente involucrada ahí, ya tenemos años con el problema".
Y, por supuesto, las autoridades de todos los niveles se niegan a la solución definitiva de este lío que provoca ya muchas afectaciones a la sociedad.
Ojalá y las autoridades analicen este asunto y tomen en cuenta que el periodo electoral ya pasó. A nadie presionan ya con mantener vivos este tipo de problemas.
La solución debe darse ya.
Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.com