Hace unos días los amantes de lo ajeno visitaron la casa de Lucía. Le robaron un tramo de tubo de cobre que va en su medidor de agua. Para llevar a cabo ese hurto, previamente tumbaron y destrozaron una reja en su cerca.
Lucía tuvo que ir a una a ferretería a comprar y renovar el tubo que le robaron, luego llamó a un plomero para que le volvieran a instalar el servicio de agua. También anduvo en varios lugares, entre ellos depósitos de fierro viejo, buscando una reja parecida o que pudiere servirle en lugar de la que los ladrones le destrozaron. La encontró. Como pudo, completó su precio, la compró y llamó a un herrero para que se la instalara.
El asunto es en todo lo que derivó el robo de un trozo de tubo de cobre de menos de un metro, que el ladrón a lo más que pudo haberlo vendido fue en cincuenta pesos y el o los motivos que lo orillaron a consumar este hurto.
Hace poco, un drogadicto anexado a uno de los centros de rehabilitación, platicaba que en Cajeme existen alrededor de 30,000 adictos, principalmente al llamado "foco" y que cada a uno de ellos gasta entre 100 y 500 pesos diarios, concluyendo la plática entre jactancioso y apenado dijo: "y la mayoría de los drogadictos no trabajamos".
Quizá esto sea la respuesta de lo que orilló a este ladrón a consumar el robo de un tramo de tubo de cobre.
Tal vez esta historia no te interese ni te llame la atención, pero casos como esos se repiten día a día y varias veces en uno solo. Si no te ha pasado, cualquier día de estos te puede pasar. No estás exento de que esto te ocurra.
Pero si este asunto a ti no te interesa, lo más seguro es que las autoridades tampoco lo lleven dentro de sus catálogos de preocupaciones.
El asunto es que este caso formará parte de las estadísticas positivas de las que informan las autoridades de los diferentes niveles, cuando en ruedas de prensa, pomposamente manifiestan que los robos de diferente tipo, como el de casas habitación, van a la baja. Todo porque no fue denunciado.
Pues no, no van a la abaja, por lo contrario se incrementan día a día. Lo que va a la baja es la confianza que la ciudadanía tiene en las autoridades y esto deriva también en el desinterés de los afectados en las denuncias.
En alguna ocasión oí decir que aspectos al parecer insignificantes como los cosméticos que usan las mujeres, si éstas a nivel mundial decidieran por un solo día no hacer compras de estos productos, pondrían en jaque a la economía mundial.
También por ahí se ha publicado que el narcotráfico mueve en mucho a la economía.
El asunto del robo del tubo de cobre a Lucía es real. El ladrón, lo más seguro, es que sea uno de los 30,000 adictos que existen en la ciudad, pero a la vez que vicioso, lo más probables es que también sea adicto al robo y tendrá que robar una o más veces al día; multiplicado esta acción cuando menos por un número de mil, el daño es inmenso. Claro está que no solo robará un pedazo de tubo de cobre: robará cualquier cosa con lo que pueda satisfacer sus necesidades.
Lo cierto es que todos estos adictos y que también tienen la adicción del robo, el producto de sus latrocinios lo malbaratan y por lo contrario el afectado tendrá que volver a reponer su bienes en los precios reales de mercado.
Así que en este caso, reparar los daños que hizo este ladrón, a Lucía le costó la cantidad de mil 200 pesos, equivalente al 1,000% del valor de lo robado, suma que la afectada tuvo que gastar para la reparación de perjuicios.
La afectada no quiso denunciar estos daños. "¿Para qué?", dijo. Y ella mismo se contestó: "Lo más que podrán decir, será que van a abrir una carpeta de investigación".
Las autoridades día a día acumulan decenas de carpetas de investigación. La ciudadanía acumula día a día cientos de resabios.