Las Plumas

Agua: Emergencia en Álamos

Operativos con motociclistas

Agua: Emergencia en Álamos

En Álamos rige hoy por hoy una emergencia que no puede ser ignorada. Se trata de la que fue puesta en curso por el avance de la sequía existente en el municipio. Porque ahora son las comunidades las que tienen dificultades para la obtención del llamado vital líquido.

De una u otra forma, un problema como el aludido ha distinguido las rutinas alamenses de alguna manera histórica. La insuficiencia de agua en ese ámbito municipal representa un problema de susceptible consideración. Pero de una u otra forma, los alamenses siempre han sabido vérselas con una contingencia como la descrita.

Debe ser propio saber reconocerles el mérito que significa no doblegarse ante una dificultad casi permanente representada por la carencia de agua por lo menos en las cantidades y tiempo deseables. La existencia humana, puesta bajo estas circunstancias de suyo azarosas o complicadas, se dificulta todavía más en el contexto de una insuficiencia o ausencia representada por el bien denominado vital líquido.

En tal perspectiva existencial, en Álamos sus habitantes saben bien lo que significan los tandeos de agua, pero hoy la situación al respecto se ha complicado todavía más al efectuarse esos tandeos una sola vez por semana. También se ha sabido que, por ejemplo, en comunidades como La Higuera y El Tábelo se han acentuado las complicaciones que tienen que ver con la distribución del agua. Esas mismas dificultades se han presentado en colonias del centro alamense, cuya ubicación geográfica no facilita la prestación del servicio de agua.

Es propio reconocer que, de una u otra forma, la población de Álamos y sus comunidades, como quedó dicho, sabe muy bien lo que entraña o significa una problemática representada por la carencia de agua, así sea como la que hoy padecen, en lo que es una situación que bien podría extenderse a otros municipios del sur de la entidad.

No en balde, por lo visto, casi todas las presunciones o evidencias sobre la materia coinciden en señalar las dificultades existenciales y productivas que podrían asomar en el contexto de la poca cantidad de agua disponible en el sur estatal y en una buena parte de la entidad.

El problema respectivo bien puede ser mucho más serio de lo que hoy es posible imaginar Vale confiar o esperar que el verano inminente resulte con una gran capacidad de lluvia bienhechora. Se disiparían así muchas de las ominosas señales que hoy se perfilan en el horizonte inmediato. No puede ser otra la esperanza.

En otro género de esperanza, bien podría traerse a mención la que tiene que ver en Navojoa con el aviso de que serán reforzados los operativos de tránsito para poner en orden a los conductores de motocicletas. Parecería, sin embargo, que esta tonadilla ya fue escuchada anteriormente una y otra vez por la opinión pública local. Pero está bien. No en balde los optimistas más recalcitrantes suelen decir que la esperanza es lo último que fenece.

Una vez más, en este contexto, en Navojoa se ha llegado ya se ha llegado a la conclusión de que el uso de las motocicletas está asociado con los constantes accidentes viales que ocurren en el ámbito urbano. Tal debe ser así, dicho sea sin ánimo de arremeter contra quienes tripulan esa clase de máquinas motorizadas.

Por tal razón se hizo público el anuncio de que serán reforzados los operativos de seguridad para exigir a los conductores de motocicletas que cumplan con una serie de requisitos elementales en el área de tránsito citadino, a saber: placas, licencia y portación de casco protector. Estos requisitos son de tan elemental y obligatorio acatamiento, que no es fácil entender cómo y por qué los tripulantes de motocicletas navojenses (o una buena parte de ellos) no los acatan puntualmente mucho antes de prender su unidad y andar como alma que lleva el diablo por las calles navojoenses.

No ha de resultar ocioso señalar que, según estadísticas oficiales, el 90 por ciento de quienes conducen motocicletas en Navojoa, no cuentan con alguno de los requerimientos oficiales y obligatorios para hacerlo. Lo más común es que nadie tenga placas de circulación. En general, un asunto como el que se describe no es nuevo. Desde hace ya buen rato que se comenta una y otra vez, sin que hasta ahora las autoridades respectivas hayan resuelto lanzarse a fondo con la puesta en orden que es visible y exigible asumir en esta importante materia.

¿Hasta cuándo lo harán? Es fácil plantear una pregunta así. Lo difícil es tener la respuesta a la mano…