Problema en el Mayo
Por: Gerardo Armenta
El señalamiento puede ser inquietante, pero de todas maneras es preciso asumirlo en el tenor de lo que describe. Dice así: la Región del Mayo ocupa uno de los primeros lugares de cáncer en Sonora. ¿Por qué se ha llegado a un extremo así en una región como la del sur de la entidad? La respuesta a tan perturbadora pregunta es la siguiente: por el uso incorrecto e indiscriminado de agroquímicos.
A pesar de la terrible obviedad de la situación a que se alude, no existen datos oficiales sobre los alcances numéricos que la tornarían más gráfica. Así lo reconoció el ecologista Máximo Ibarra Borbón, quien al paso del tiempo se ha preocupado por acercarse al conocimiento de esta situación tan lamentable que se comenta. Es increíble que en una época de presunta o real modernidad social, clínica y técnica, se acceda a denuncias como la que comenta.
El ambientalista Ibarra Borbón sabe de lo que habla. Por eso, reconoció que el empleo de agroquímicos ha bajado mucho en los dos últimos ciclos agrícolas, por motivos como el que tiene que ver con la reducción de siembras por la carencia de agua. "Pero el problema persiste", indicó. Los esfuerzos por un mejor ambiente sureño que lleva a cabo en lo personal, no empezaron precisamente el día de ayer. En realidad, suma más de 30 años en esta difícil batalla que resolvió suscribir en favor de la salud ecológica regional, que es o debería ser un propósito que habría que ver como de incumbencia generalizada.
Pero esa atención no sólo tendría que darse a través de emotivos discursos como es común escucharlos cuando se aborda en público o eventos oficiales un tema como el de la contaminación ambiental. Esta vez se está hablando de la que tiene que ver con la que causan los agroquímicos en una región como la del Mayo. Los análisis y los indicadores al respecto tendrían que generar tanto preocupación como acciones para asumir la gravedad del problema y la que podría hacerse notar en el futuro.
Ibarra Borbón tiene una clara visión sobre esta problemática. Incluso, como sabe la opinión pública regional, ha encabezado varias huelgas de hambre y diversas manifestaciones de protesta para urgir soluciones, en la que es una historia que conoce muy bien por la forma en que la ha descrito y señalado con gran entereza y valor. Sin embargo, estima que "a las autoridades de Gobierno les ha faltado más firmeza y compromiso en este asunto".
Sin duda, eso es lo que ha ocurrido y, por lo que es posible inferir, seguirá ocurriendo. Por lo visto y sabido, ya se marcó como costumbre que no se haga nada para enfrentar la propagación de cáncer en la región del Mayo, en virtud del libre uso de agroquímicos en las tareas agrícolas. Esta es, sin duda, una actitud indolente de las autoridades en la materia que contradice todos los discursos que se dicen desde la prehistoria nacional en cuanto a la insoslayable (que palabrita) necesidad de cuidar la salud comunitaria.
Existen datos perturbadores al respecto. Por ejemplo, según estudios realizados sobre plaguicidas peligrosos que se utilizan en el sur sonorense, nueve de las 10 sustancias más empleadas presentan toxicidad aguda y crónica, afectan al ecosistema y son cancerígenas, reveló Ibarra Borbón. Señaló también que los agroquímicos no son manejados adecuadamente por los trabajadores. Éstos, por si fuera poco, no utilizan equipo de protección personal, aparte de que no reciben capacitación para que realicen sus peligrosas tareas con mayor cuidado o eficiencia.
Una relación de hechos como la anterior, se antoja verdaderamente increíble o peliculesca en tiempos como los de hoy, cuando se supone que la protección laboral (en todas sus formas) está más o menos garantizada, y más en quehaceres tan riesgosos como los citados. Pero todo permite suponer que las cosas no son como se describen rutinariamente.
Al final, todo conduce al principio cuando en este texto quedó establecido que la Región del Mayo ocupa uno de los primeros lugares en la detección de cáncer en Sonora. Tal es una ingrata referencia que es propio que se divulgue para que las autoridades competentes hagan lo que tengan que hacer conforme precisamente a su deber y obligación. El problema es que, por lo visto, se trata de hechos que no surgieron precisamente ayer. Razón de más, entonces, para que se manifieste el interés deseable para que se componga esta situación. No puede ser otro el propósito.
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