Por: Eduardo Sánchez
Héctor Manjarrez Rubalcava(Analista político)
En vísperas de su día, he decidido plenamente otorgar este espacio de opinión para realizar un llamado a la juventud en sus distintos escenarios a fortalecer los esfuerzos en conjunto a través de la unidad.
¿Qué mueve a los jóvenes?, dirán.
La unión entre personas se lleva a cabo debido a metas que se comparten o intereses y en este caso los jóvenes somos impulsados no solamente por buenos ejemplos, sino que por la gran cantidad de injusticias que ocurren en la comunidad y que esta generación ha decidido ponerle un alto.
Si bien es cierto, fuimos utilizados como una bandera de propaganda política año tras año, hasta que llegamos a representar más de una cuarta parte de la población nacional, en ese momento los números cambiaron y la clase política se tuvo que adaptar.
Lo malo en ello ha sido el constante envenenamiento que ha existido hacia los jóvenes tratando de heredarles la ambición y la envidia que generalmente se da cuando existen liderazgos.
En ese sentido, cuando se menciona la lucha por parte de la juventud para participar en la toma de decisiones, se habla de todos aquellos grupos de líderes que están en constante movimiento y ni hablar de los miles de asociaciones civiles, pero existe un gran y pequeña línea delgada que más que nunca en el presente se debe de tomar en cuenta: la desigualdad.
Cuando me refiero a este aspecto, me encuentro discutiendo acerca de la gran diferencia que existe entre un líder y emprendedor que brilla ante la comunidad, a un joven que se encuentra desafortunadamente enredado entre las drogas y con la mente nublada a causa de la pobreza.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, hasta 2018 un 43% de la población activa joven del mundo no tenía empleo o eran trabajadores en pobreza. Así la gravedad del problema.
Ello nos debe de hacer razonar que la lucha en favor de la juventud debe de ser imparcial y justa, de lo contrario será una causa de unos cuantos.
¿Quiénes integran tú mundo? Es un cuestionamiento al cual la mayoría respondemos con lo común (me incluyo): familia, amigos, religión, entre otros, ¿Dónde dejamos a los demás? Difícil pregunta.
Así que a los jóvenes los exhorto a que cuando vayamos a realizar acciones en favor de la sociedad, no olvidemos a nuestros compañeros que están en crisis económicas, el mundo de las adi-cciones, entre otros problemas.
Finalmente, ellos también son gran parte de nuestra vida y debemos de empoderarlos.
En conclusión, deseo cerrar el presente artículo reconociendo este 12 de agosto a la juventud y haciendo un categórico llamado a la unidad sin distinciones ni prejuicios.
“La unidad y la victoria son sinónimos”-Samora Machel
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