Las Plumas

2025: Año Jubilar

Hoy más que nunca requerimos momentos de reflexión, en un mundo tan acelerado, que requiere aprender a volver al corazón

2025: Año Jubilar

Por eso, hoy más que nunca requerimos momentos de reflexión, en un mundo tan acelerado, que requiere aprender a volver al corazón, como centro íntimo e integrador del ser humano, y rescatar la esencia de lo que somos, y cuestionarnos a fondo las preguntas existenciales de la vida, que no debemos ignorar: ¿Quiénes somos?, ¿por qué estamos aquí?, ¿Cuál es propósito de nuestra existencia?, ¿de dónde venimos y a dónde vamos?, etc.

Por eso, hoy más que nunca requerimos momentos de reflexión, en un mundo tan acelerado, que requiere aprender a volver al corazón, como centro íntimo e integrador del ser humano, y rescatar la esencia de lo que somos, y cuestionarnos a fondo las preguntas existenciales de la vida, que no debemos ignorar: ¿Quiénes somos?, ¿por qué estamos aquí?, ¿Cuál es propósito de nuestra existencia?, ¿de dónde venimos y a dónde vamos?, etc.

¿QUÉ ES CARDIOMORFÓSIS?

Desde la evangelización del siglo XVI, la "cardiomorfósis" es un término que pretendía mover a transformar el corazón y hacerlo semejante al de Jesús. Durante tres siglos, usado para indicar a los catecúmenos cómo debía transformarse su corazón para asemejarse al de Jesús.

Esta columna pretende invitarte como lector no al debate, ni a la discusión, sino a aprender a escucharnos y escucharme como una voz que clama en el desierto de tu mente cuando lees estas letras.

A finales de octubre del 2024, el Santo Padre nos entregó una carta encíclica titulada "DELIXIT NOS", (que significa "NOS AMÓ") sobre el amor humano y divino del corazón de Jesucristo; la cuarta carta encíclica del magisterio ordinario del Papa Francisco, que será una carta que nos acompañe en este proceso de conversión del corazón, no por la mejor versión de nosotros mismos, sino por la única versión que deberíamos promover, buscar y alcanzar: la imagen de Jesús, hechos a imagen y semejanza de Dios. Todos estamos llamados a ser como sus discípulos, los santos que alcanzaron la plenitud de vida con la gracia de Dios en esta vida y alcanzar por este medio la eternidad en el cielo.

No podemos quedarnos con la idea de que la santidad es una utopía o una perfección inalcanzable, pues hay que separar la idea de que un santo es una persona perfecta, que no comete errores, no es así. La palabra hebrea para "santo" es kadosh (????) y significa "elegido por Dios" o "diferenciado"; que, desafortunadamente, no existe este termino en el griego, que es el lenguaje original del Nuevo Testamento; por lo tanto, sepamos que cuando el Nuevo Testamento nos invita a ser perfectos, en realidad es una invitación a ser santos; es decir, sabernos elegidos por Dios, escogidos para alcanzar la plenitud de la vida bienaventurada en esta existencia, a pesar de los errores, de los tropiezos o, como religiosamente se dice, "pecado". La palabra hebrea para "pecado" es khata', que significa "fallar" o "no alcanzar la meta".

Ya el filósofo Kant, en el siglo XVIII afirmaba que el ser humano es perfectible, pero no perfecto. Kant consideraba que el ser humano nace humano, pero puede llegar a ser mucho más. Sabernos humanos, es sabernos que estamos en un camino de perfección, de mejora continua, pero en medio de estas fragilidades propias, Dios nos ha elegido o llamado a la santidad, que es superior a la perfección, pues no es suficiente nuestra decisión, sino que es necesaria su gracia solicitada humildemente en la oración del corazón.

Dice el Papa Francisco en "Delixit Nos", número 11: "Si el corazón está devaluado también se devalúa lo que significa hablar desde el corazón, actuar con corazón, madurar y cuidar el corazón. Cuando no se aprecia lo específico del corazón, perdemos las respuestas que la sola inteligencia no puede dar, perdemos el encuentro con los demás, perdemos la poesía. Y nos perdemos la historia y nuestras historias, porque la verdadera aventura personal es la que se construye desde el corazón. Al final de la vida contará sólo eso".

Es tiempo de aprender a cuidar nuestro corazón, tal como lo recomienda el libro de los Proverbios capítulo 4, versículo 23 que dice: "Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida"

SOLO EL AMOR CAMBIA AL CORAZÓN

Por esto, no es el corazón el lugar para el odio, el resentimiento, la venganza y/o la maldad; hemos sido hechos para el bien, la bondad, la caridad, el perdón y, sobre todo, el amor, que cubre una multitud de pecados (cfr. 1 Pedro 4, 8). Es verdad que la experiencia humana rodeada de personas heridas que hieren sin querer, que ofenden porque a su vez has sido ofendidas a lo largo de su pasado, no podemos de "normalizar" el lenguaje y las acciones de violencia, sino que debemos de dar un alto y recomenzar una vida nueva, con actitudes que son mas propias de tu persona y no del común denominador del pecado social, que como todos lo hacen, insensibiliza a la realidad de vivir en un entrono de un tejido social desquebrajado.

Leamos la Palabra de Dios, inspirada por el Espíritu Santo al apóstol san Pablo, cuando se dirige a la comunidad cristiana de Roma del siglo I.

Romanos13:10-14: "El amor no hace nada malo al prójimo; el amor, pues, es la manera de cumplir la Ley. Comprendan en qué tiempo estamos, y que ya es hora de despertar. Nuestra salvación está ahora más cerca que cuando llegamos a la fe. La noche va muy avanzada y está cerca el día: dejemos, pues, las obras propias de la oscuridad y revistámonos de una coraza de luz. Comportémonos con decencia, como se hace de día: nada de banquetes y borracheras, nada de prostitución y vicios, nada de pleitos y envidias. Más bien revístanse del Señor Jesucristo, y no se dejen arrastrar por la carne para satisfacer sus deseos".

Dejemos que el amor de Dios haga la obra transformante de cada uno, pues no hay solución al margen de Dios que "Nos amó", dice san Pablo refiriéndose a Cristo (Rm 8,37), para ayudarnos a descubrir que de ese amor nada "podrá separarnos" (Rm 8,39). Pablo lo afirmaba con certeza porque Cristo mismo lo había asegurado a sus discípulos: "los he amado" (Jn 15,9.12). También nos dijo: "los llamo amigos" (Jn 15,15). Su corazón abierto nos precede y nos espera sin condiciones, sin exigir un requisito previo para poder amarnos y proponernos su amistad: "nos amó primero" (1 Jn 4,10). Gracias a Jesús "nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído" en ese amor (1 Jn 4,16)." DELIXIT NOS No. 1

APROVECHEMOS EL MOMENTO PRESENTE

Por último, entre tantas cosas que compartir, quiero terminar invitándote a aprovechar este momento presente para saber que todavía es tiempo, tiempo para creer, para reavivar nuestra fe, consolidar nuestra esperanza y fomentar la caridad desinteresada que no defrauda. En medio de un país que la violencia parece que no cede, donde las redes sociales han atrapado el corazón en el inmediatismo de la evasión, que rompe con grandes dosis de dopamina que solo genera una generación de adictos al placer rápido y temporal, te pido que aprendas a respirar hondo, a apagar pantallas, a contemplar la naturaleza, a caminar suspirando, a agradecer a Dios la creación bella que ha hecho para ti. No perdamos la capacidad de asombro, y aprender a leer la Biblia con "estupor", como escrita para ti.

San Pablo a la comunidad de Éfeso les hizo, y hoy tomémoslo como para nosotros, estos valiosos consejos:

Efesios 5,10-21:

Busquen lo que agrada al Señor.

No tomen parte en las obras de las tinieblas, donde no hay nada que cosechar; al contrario, denúncienlas. Sólo decir lo que esa gente hace a escondidas da vergüenza; pero al ser denunciado por la luz se vuelve claro, y lo que se ha aclarado llegará incluso a ser luz.

Por eso se dice: "Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos y la luz de Cristo brillará sobre ti".

Examinen, pues, con mucho esmero su conducta. No anden como tontos, sino como hombres responsables.

Aprovechen el momento presente, porque estos tiempos son malos.

Por tanto, no se dejen estar, sino traten de comprender cuál es la voluntad del Señor.

No se emborrachen, pues el vino lleva al libertinaje; más bien llénense del Espíritu.

Intercambien salmos, himnos y cánticos espirituales. Que el Señor pueda oír el canto y la música de sus corazones.

Den gracias a Dios Padre en nombre de Cristo Jesús, nuestro Señor, siempre y por todas las cosas.