La expresión “truco o trato” es uno de los símbolos más reconocibles de Halloween. Dicha frase, que hoy pronuncian millones de niños con alegría al pedir dulces, tiene detrás una historia que mezcla rituales paganos, transformaciones religiosas, tradiciones populares y la evolución cultural de más de dos mil años.
¿CUÁL ES EL ORIGEN DEL TRUCO O TRATO?

Todo comenzó con el Samhain, el antiguo festival celta que marcaba el fin de la cosecha y el inicio del año nuevo. En esa noche, según las creencias, el velo entre el mundo de los vivos y los muertos se volvía tenue, permitiendo a los espíritus regresar.
Para protegerse, los celtas encendían hogueras y se disfrazaban, buscando pasar inadvertidos ante las almas errantes. Aquellos disfraces primitivos serían la semilla de las actuales caracterizaciones de Halloween.
ADAPTACIÓN CRISTIANA

Con la expansión del cristianismo, la Iglesia decidió asimilar las celebraciones paganas para facilitar la conversión de los pueblos.
En el siglo VIII, el papa Gregorio III trasladó la festividad de Todos los Santos al 1 de noviembre, haciendo que la víspera se conociera como All Hallows’ Eve, que con el tiempo derivó en Halloween.
Aun así, las viejas costumbres persistieron, especialmente la práctica de dejar comida y bebida fuera de las casas para apaciguar a las almas.
RITUALES QUE DERIVARON EN EL TRUCO O TRATO
Durante la Edad Media surgieron prácticas que serían los antecesores directos del “truco o trato”:
- Mumming, donde grupos de personas disfrazadas pedían comida o monedas a cambio de espectáculos o promesas de buena suerte.

- Souling, en la que los pobres pedían “soul cakes” y rezaban por las almas de los difuntos.

- Guising, en Irlanda y Escocia, donde los niños debían ganarse las golosinas interpretando canciones o poemas.

Estos rituales cruzaron el Atlántico junto con los inmigrantes británicos e irlandeses en el siglo XIX, dando forma a una nueva versión del Halloween norteamericano.
¿CÓMO SE TRANSFORMÓ TRUCO O TRUCO EN LA ERA MODERNA?
El término “trick or treat” comenzó a documentarse en Canadá durante la década de 1920 y poco después en Estados Unidos. Los niños recorrían los vecindarios pidiendo dulces con una advertencia lúdica: si no recibían golosinas, habría una pequeña travesura.
Sin embargo, la frase se consolidó hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la abundancia de azúcar, el crecimiento suburbano y la publicidad de las empresas de dulces la convirtieron en una tradición masiva.
Con el paso del tiempo, el elemento amenazante se desvaneció. Hoy “truco o trato” o "dulce o truco" es una invitación al juego comunitario más que una advertencia. Encierra siglos de historia y simbolismo, donde el miedo, la diversión y la convivencia se entrelazan en una sola noche.
Así, aquella frase nacida entre hogueras celtas, plegarias medievales y travesuras modernas sigue viva cada 31 de octubre, recordando que incluso las costumbres más simples pueden tener raíces tan profundas como la imaginación humana.




