Japón escribió una nueva página en su historia política este martes 21 de octubre de 2025, al elegir a Sanae Takaichi como su primera ministra, la primera mujer en ocupar el cargo en toda la historia del país.
Su elección marca un hito en una nación donde la política ha estado dominada por hombres, pero también abre un periodo de incertidumbre política y social, en medio de divisiones dentro del Partido Liberal Democrático (PLD) y un creciente descontento popular.
Takaichi obtuvo 237 votos en la Cámara Baja, superando al líder opositor Yoshikoko Noda, y reemplazará a Shigeru Ishiba, quien renunció tras una serie de derrotas electorales y escándalos financieros que golpearon la estabilidad del partido gobernante.
¿QUIÉN ES SANAE TAKAICHI?

Nacida en la prefectura de Nara, Takaichi, de 64 años, proviene de una familia trabajadora. Su madre fue empleada del departamento de policía y su padre laboró en una fábrica de autopartes.
Desde su infancia mostró una determinación particular; su madre le inculcó ser una "rosa carmesí": femenina, pero con espinas.
Pero detrás de su imagen rígida y su ideología de derecha, Takaichi guarda una faceta sorprendente: es una apasionada del heavy metal. Toca la batería como aficionada y ha confesado su admiración por bandas como Iron Maiden y Deep Purple.
Este gusto contrasta con su postura política conservadora y su estilo sobrio, caracterizado por trajes formales de color azul en homenaje a su otra gran inspiración, Margaret Thatcher, la ex primera ministra británica.
Estudió en la Universidad de Kobe y más tarde ingresó al Instituto Matsushita de Gobierno y Gestión, una reconocida escuela para futuros líderes. En 1993, dio su primer paso político como diputada independiente por Nara, con el apoyo financiero de su padre.
Su paso por Estados Unidos como pasante de la congresista demócrata Patricia Schroeder la marcó profundamente, despertando su interés por la administración pública y la política exterior.
Más tarde, se unió al Partido Liberal Democrático (PLD), donde forjó una estrecha alianza con el entonces primer ministro Shinzo Abe, de quien se convirtió en protegida política y que la nombró ministra en dos ocasiones, consolidándola como una de las figuras más visibles del conservadurismo japonés.

LA HEREDERA DEL NACIONALISMO JAPONÉS
Takaichi ha sido una voz firme del ala más conservadora del PLD. Defiende una reinterpretación del papel militar de Japón y promueve la reforma de la Constitución pacifista para fortalecer la defensa nacional.
También ha sido crítica de la inmigración, apoya la sucesión masculina en la familia imperial y se opone al matrimonio igualitario y a permitir apellidos distintos para las parejas casadas. Su admiración por figuras como Margaret Thatcher y su cercanía ideológica con Shinzo Abe refuerzan su imagen de líder dura y nacionalista.
Además, ha minimizado las atrocidades cometidas por Japón durante la Segunda Guerra Mundial, lo que ha generado tensiones diplomáticas con China y Corea del Sur.
Aunque se ha mostrado dispuesta a mantener la alianza militar con Estados Unidos, ha expresado su deseo de reducir la dependencia estratégica de Tokio respecto a Washington. En el ámbito interno, ha prometido revivir la economía y recuperar la "confianza y orgullo" del pueblo japonés.
EL TRIUNFO DE TAKAICHI COMO UN GIRO AL CONSERVADURISMO

El ascenso de Sanae Takaichi representa una paradoja histórica: mientras rompe un techo de cristal al convertirse en la primera mujer en liderar Japón, también se consolida como una figura contraria al feminismo político.
Su victoria simboliza el avance de las mujeres en el poder, pero también refleja la permanencia del dominio conservador dentro del PLD.
Su llegada al cargo ocurre en un contexto en el que Japón busca redefinir su papel en Asia y fortalecer su posición frente a China y Corea del Norte.
A nivel social, sin embargo, su falta de compromiso con la igualdad de género genera dudas sobre el impacto real de su gobierno en la participación femenina y la modernización cultural del país.
JAPÓN ENTRE LA INCERTIDUMBRE POLÍTICA Y EL RETO DE LA ESTABILIDAD
El triunfo de Takaichi llega tras meses de crisis interna en el PLD, la ruptura con el partido centrista Komeito, y una serie de escándalos financieros que debilitaron la imagen del gobierno. Su antecesor, Shigeru Ishiba, renunció después de solo un año en el poder, dejando a Japón en un vacío de liderazgo.
El país enfrenta además un panorama complejo: una economía estancada, tensiones con sus vecinos y la necesidad de redefinir su relación con Estados Unidos, mientras el expresidente Trump busca renegociar acuerdos militares y comerciales.
Takaichi llega, pues, con una mezcla de esperanza y escepticismo. Para unos, es el símbolo de una nueva era para las mujeres japonesas; para otros, la encarnación de una nueva derecha nacionalista que podría tensionar aún más la política nipona.
Su desafío como nueva líder de Japón, en las propias palabras dichas por Takaichi, tras asumir el cargo: "La batalla comienza ahora".