¿Por qué se celebraba año nuevo en marzo? así ha evolucionado el calendario
Este es el origen de los nombres de los meses del calendario como los conocemos actualmente
A lo largo de la historia, la manera en que las civilizaciones han medido el tiempo ha experimentado numerosos cambios, reflejando las necesidades agrícolas, religiosas y sociales de cada época.
Aunque en la actualidad la mayor parte del mundo celebra el Año Nuevo el 1 de enero, no siempre fue así. De hecho, la festividad alguna vez tuvo lugar en marzo, y los nombres de los meses que hoy conocemos tienen un origen que se remonta a tiempos antiguos.
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LA PRIMERA CELEBRACIÓN DEL AÑO NUEVO
El calendario romano inicial, creado antes del siglo VII a.C., tenía solo diez meses y comenzaba en marzo (Martius), el mes dedicado al dios de la guerra, Marte. Esta estructura se vinculaba estrechamente a los ciclos agrícolas, pues marzo marcaba el inicio de la temporada de siembra, mientras que diciembre (December), el último mes del calendario, coincidía con la cosecha. Los meses invernales no se contabilizaban, ya que no tenían relevancia agrícola.
Los primeros cuatro meses del calendario llevaban los nombres de deidades, como Juno, diosa del matrimonio, que dio nombre al mes de junio. Los siguientes seis meses se nombraron de manera numérica en latín: septiembre provenía de "septem" (siete), octubre de "octo" (ocho), noviembre de "novem" (nueve) y diciembre de "decem" (diez).
ASÍ SE INCLUYÓ A ENERO Y FEBRERO
Fue Numa Pompilio, uno de los primeros reyes de Roma, quien en el siglo VII a.C. hizo una reforma significativa al calendario. Para resolver la omisión de los meses invernales, añadió dos meses: enero (Ianuarius), en honor a Jano, dios de los comienzos y los finales, y febrero (Februarius), mes consagrado a las fiestas de purificación o "Februa".
Esta modificación no solo completó el ciclo anual, sino que ajustó el calendario a las necesidades de las estaciones.
Sin embargo, este calendario aún se basaba en las fases de la luna, lo que ocasionaba un desfase con respecto a las estaciones del año, especialmente al sol, el principal referente para la agricultura.
ESTABLECEN 1 DE ENERO COMO AÑO NUEVO
La solución al problema llegó en el año 45 A.C., cuando Julio César implementó el calendario juliano, que se alineaba mejor con el ciclo solar. Esta versión reformada añadió un día adicional cada cuatro años (el año bisiesto) y fijó el inicio del año el 1 de enero, alineándolo con los ciclos del sol y las estaciones.
Este calendario fue un avance notable, pero aún presentaba pequeños desfases que, con el tiempo, requerirían otra modificación.
CALENDARIO ACTUAL GRACIAS A UN PAPA DE LA IGLESIA CATÓLICA
En 1582, el papa Gregorio XIII introdujo el calendario gregoriano, que es el que hoy utilizamos. Esta reforma ajustó con mayor precisión el tiempo que tarda la Tierra en girar alrededor del sol, resolviendo los errores acumulados en el calendario juliano. Con el calendario gregoriano, el 1 de enero se consolidó como el día oficial para el inicio del Año Nuevo, al menos en gran parte del mundo occidental.
El papa Gregorio XIII introduce el calendario gregoriano en 1582. El jueves 4 de octubre del calendario juliano dio paso al viernes 5 del calendario gregoriano.
— MUY Interesante (@muyinteresante) October 4, 2018
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CELEBRACIONES EN DIFERENTES CULTURAS
A pesar de que el calendario gregoriano es el estándar global, muchas culturas aún celebran el Año Nuevo en diferentes fechas. El Año Nuevo chino, basado en un calendario lunisolar, suele celebrarse entre enero y febrero. El Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío, tiene lugar en otoño, mientras que Nowruz, el Año Nuevo persa, coincide con el equinoccio de primavera, en marzo.
La evolución de los calendarios refleja no solo el desarrollo científico y cultural de las sociedades, sino también la adaptación de la humanidad a los ciclos de la naturaleza.