Desempeñó un papel clave en la ceremonia religiosa posterior a la inauguración, una tradición en la capital estadounidense desde 1993
Por: César Omar Leyva
Mariann Budde, la obispa de Washington, se convirtió en protagonista de un momento histórico durante la presidencia de Donald Trump.
En 2017, tras la toma de posesión del mandatario estadounidense, Budde aprovechó su rol para transmitir un mensaje de misericordia, pidiendo públicamente por la seguridad de los migrantes y la comunidad LGTBIQ+, quienes temían por sus vidas ante las políticas del nuevo gobierno.
Budde, la primera mujer en liderar la Diócesis Espiritual de Washington, desempeñó un papel clave en la ceremonia religiosa posterior a la inauguración, una tradición en la capital estadounidense desde 1993.
Durante el servicio, no dudó en dirigirse directamente a Trump, pidiendo clemencia para quienes estaban siendo perseguidos por su estatus migratorio o su identidad de género.
ABOGA POR LIDERAZGO DE CURACIÓN SOCIAL
La obispa, conocida como "la obispa valiente", también se destacó por sus críticas hacia Trump en 2020, tras la muerte de George Floyd y el surgimiento del movimiento "Black Lives Matter".
En su denuncia, Budde señaló la falta de empatía del presidente ante las injusticias raciales, abogando por un liderazgo que promoviera la unidad y la curación social.
A lo largo de su vida, Budde ha sido un referente de compromiso social y religioso. Desde joven, entendió la fe como una herramienta para luchar por la justicia, y su carrera ha estado marcada por su servicio a comunidades necesitadas, como en su voluntariado en Honduras.
A pesar de las críticas y ataques de Trump, la obispa ha mantenido su firme postura, afirmando que no pedirá disculpas por pedir misericordia y justicia para los demás.