¿Falló el pronóstico de huracanes para este 2024? Esto se sabe
Descubre por qué a pesar de la tecnología, los pronósticos del clima no siempre son precisos
Expertos en meteorología han comenzado a cuestionar si los pronósticos para el 2024 respecto a la cantidad de huracanes pudieron haber fallado y también analizan las posibles causas, ya que lo que se espera para los últimos meses del año, dista de las predicciones que se hicieron meses atrás.
Los pronósticos alertaban que este 2024 estaría marcado por una temporada ‘extraordinaria’ de huracanes. Los ingredientes necesarios estaban sobre la mesa: un océano con temperaturas récord y la formación de La Niña en el Pacífico comenzaban a integrarse para dar como resultado uno de los períodos más activos de la historia en el Atlántico.
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Alberto fue el ciclón encargado de abrir la temporada en el océano Atlántico, pese a que no alcanzó a convertirse en huracán, su presencia en el Golfo de México bastó para desencadenar lluvias torrenciales en territorio mexicano e inundaciones en Estados Unidos.
Poco después de que la tormenta tocara tierra, al este, alejándose de la costa de África, una perturbación atmosférica terminó por convertirse en Beryl, considerado hoy el huracán categoría 5 más temprano registrado en aguas atlánticas.
Debby y Ernesto se sumaron poco después para dar como resultado una temporada “muy por encima de la media hasta mediados de agosto”, como afirma el último reporte de la Universidad de Colorado.
Sin embargo, y contra todo pronóstico, la dispersión de Ernesto marcó también la disolución de las expectativas, pues hasta ahora, durante un mes en el que climatológicamente el Atlántico se vuelve muy concurrido, las aguas permanecen en calma.
Pese a que este 4 de septiembre el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés) mantiene vigiladas cuatro zonas con posible formación de ciclones, las probabilidades de que se conviertan en tormenta son muy bajas.
LAS POSIBLES CAUSAS
Los pronósticos del clima han mejorado considerablemente en las últimas décadas gracias a los avances en tecnología y modelado computacional. Sin embargo, es común que, de vez en cuando, estos pronósticos no sean tan precisos como quisiéramos. Esto se debe a una serie de factores, desde las limitaciones de los sistemas tecnológicos hasta fenómenos atmosféricos difíciles de predecir.
En primer lugar, los investigadores detectaron un cambio de ruta que podría ser clave: usualmente cuando la vaguada monzónica se desplaza al norte trae consigo más ciclones, sin embargo, este 2024 se movió tanto hacia el norte que terminó por ocasionar aire seco en los subtrópicos. Dado que se requiere mucha humedad para la formación de huracanes, este tipo de aire terminó por sofocar las posibilidades.
Por otro lado, pese a que el calor récord se ha mantenido en el mar, este año hay un nuevo elemento que no se experimentó en 2023: altas temperaturas de la troposfera, la capa de la atmósfera que se encuentra en contacto directo con la superficie terrestre.
Así, el calor récord del océano, sumado al de la troposfera están provocando un efecto estabilizador que termina por suprimir la creación de ciclones.
El tercer elemento que podría estar entorpeciendo el proceso está en el viento: el aumento de sus cambios bruscos de dirección y velocidad (mejor conocido como cizalladura) en la zona del Atlántico oriental “puede ser una de las razones por las que hemos visto un desempeño muy anémico”, como detalla el reporte de la Universidad de Colorado.
De acuerdo con los meteorólogos, usualmente su presencia favorece la formación de grandes huracanes (de categoría 3 o superior), sin embargo, tras dar algunos pasos hacia el este y ubicarse entre los océanos Índico y Pacífico, provocó más cizalladura del viento.