En las colinas áridas del distrito de Villa María del Triunfo, al sur de Lima, Perú, se extiende uno de los cementerios más grandes de América Latina: el Cementerio Nueva Esperanza.
ORIGEN Y EXTENSIÓN DEL CEMENTERIO NUEVA ESPERANZA

Con una extensión de más de 60 hectáreas y alrededor de un millón de sepulturas, este camposanto no solo es un lugar de descanso eterno, sino también un reflejo de la historia social, cultural y económica del Perú contemporáneo.
Su origen se remonta a la década de 1960, cuando miles de familias migrantes provenientes de la sierra y la selva peruana llegaron a Lima en busca de mejores oportunidades.
Muchos de ellos, asentados en zonas periféricas sin acceso a servicios básicos, también carecían de espacios formales para enterrar a sus seres queridos. Así nació el Cementerio Nueva Esperanza: como una iniciativa comunitaria, levantada con esfuerzo colectivo, palas y fe.
Lo que comenzó como un terreno improvisado se transformó con los años en una auténtica “ciudad de los muertos”, donde las tumbas se levantan sobre laderas empinadas y los caminos polvorientos serpentean entre cruces, flores artificiales y mausoleos coloridos.
Aquí, las expresiones religiosas populares conviven con el arte espontáneo de las lápidas pintadas a mano, los retratos familiares y las frases de amor eterno.
DÍA DE MUERTOS EN PERÚ

Cada 1 y 2 de noviembre, durante el Día de Todos los Santos y el Día de los Difuntos, el lugar cobra vida. Miles de familias llegan con comida, música y flores para celebrar la memoria de sus seres queridos.
Las tumbas se adornan con globos, fotografías y platos típicos; algunos incluso contratan bandas o mariachis. En Nueva Esperanza, la muerte no es un final silencioso, sino una continuidad de los lazos familiares y comunitarios.
Hoy, este cementerio es un símbolo de la identidad limeña popular, del espíritu solidario de los migrantes y del poder de la memoria colectiva.
Aunque marcado por la informalidad, el Cementerio Nueva Esperanza representa, fielmente, el corazón del Perú que se levanta desde abajo: humilde, colorido y profundamente humano.





