Un juego que muchas personas practicaron en la infancia es tocar el timbre o tocar la puerta de una casa y salir corriendo, dejando a quien abría preguntándose quién sería; sin embargo, el inocente juego terminó en tragedia en Estados Unidos.
Y es que la noche del sábado 30 de agosto, en un barrio de Houston, Texas, dos niños, el pequeño Julián Guzmán y su primo, tocaban los timbres, corrían y se ocultaban.
Sin embargo, el destino los condujo a la casa de Gonzalo León Jr., de 42 años de edad y exmilitar, donde, de acuerdo con versiones, los infantes tocaron en tres ocasiones en un lapso de 15 minutos; en las dos primeras no pasó nada.
Pero llegó la tercera ocasión, y esta vez, Gonzalo no estaba para bromas, por lo que, armado con una pistola, se ocultó detrás de una cerca al lado de la casa, y esperó que tocaran el timbre; en cuanto eso ocurrió disparó contra los niños.
Una de las balas hizo blanco en la espalda de Julián, quien se desplomó en el jardín lateral de la vivienda; al ver lo ocurrido, Gonzalo se resguardó en su casa.
En tanto, el tiroteo fue reportado a las autoridades, por lo que oficiales de Policía de Houston atendieron el llamado; cuando llegaron al lugar, vieron a Julián malherido, por lo que una ambulancia lo llevó al hospital, pero falleció al día siguiente.
Los hechos quedaron grabados en el celular del pequeño Julián, donde, además de los balazos se escucha los jadeos del niño.

LA INVESTIGACIÓN PARA DAR CON EL CRIMINAL
Las autoridades iniciaron una investigación, durante la cual el primo de Julián dijo que no supo cómo reaccionar, pues lo que pasó lo había visto "solo en películas", por lo que nada más intentó recoger el cuerpo.
Durante las pesquisas se descubrió que Gonzalo León es un veterano del Ejército que estuvo desplegado en Afganistán entre 2014 y 2015. Los años siguientes sirvió en la Guardia Nacional de Texas.
Asimismo se encontró que en su casa tenía, además del arma usada en el crimen, como otras 20, así como granadas tácticas y de humo.
El criminal fue detenido este miércoles 3 de septiembre en un hotel, en donde se alojaba junto con su esposa y su hijo de dos años, quienes abandonaron la casa cuando fueron rodeados por medios de comunicación.
Familiares y vecinos de Julián se dolieron de lo ocurrido, y dijeron que "era un niño lleno de vida, risueño, que jamás haría daño a nadie"; en tanto, la comunidad exige justicia para la familia Guzmán.