Acusa a González Iñárritu de robarle la idea del "Renacido"
Guillermo Arriaga señala que el aclamado cineasta "me robó mi mundo"; cortó comunicación con él por no darle el crédito en el filme
La amistad que llevó al cine a al guionista Guillermo Arriaga y al director de cine, Alejandro González Iñárritu terminó abruptamente, y todo por la idea original de la película El Renacido.
Y es que Arriaga, coescritor de aclamadas cintas como Amores Perros, 21 Gramos y Babel, alega que "El Negro", como se conoce al cineasta, le robó la idea de The Revenant, pues la idea es suya y éste ni crédito le dio.
Desde entonces, la relación entre ambos se rompió, señaló el guionista para un medio internacional, entrevista en la que mostró su vena por la cacería, una actividad que ejerce desde pequeño, junto con su padre.
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En su memoria guarda el rompecabezas de un ser humano frente a un gigantesco oso pardo, con sólo un cuchillo como defensa, imagen que Iñárritu inicia la cinta, que resultó ganadora del Oscar a Mejor Director.
“La idea, sí (es mía). Obviamente. No he visto la película, pero yo le he contado esa idea y mi obsesión por la misma, así que me robó mi mundo. Él no es un tipo de cacerías ni de monte. Nada de eso”, afirmó.
Explicó que los problemas iniciaron desde Amores perros, historia que basó en su perro llamado "Coffee", una trilogía que inicialmente dirigiría, pero que Alejandro le plantó hacerlo él.
Asimismo, explica que le propuso una condición: que firmara las cintas con los nombres de ambos, como lo hacen los hermanos Cohen, ya que era un proyecto muy personas; sin embargo, dijo que no respetó el acuerdo.
Aun con la inconformidad, Arriaga e Iñárritu continuaron trabajando juntos en 21 Gramos y Babel, pero al ver que en ninguna de las películas le daba crédito, la relación se fracturó.
La cosa está tan mal, que prefiere no ver las cintas, no se dirigen la palabra ni intentará reconciliarse.
“Me dijo: ‘Mick Jagger y Keith Richards no se hablan, pero los Rolling Stones son mejores juntos que separados. No necesitamos ser amigos para trabajar’. Todo resulta mucho más complejo, no se reduce a disparidad de criterios, hay repartos de derechos por medio, cosas así. No se trata de un asunto de narcisismo. Yo siempre defendí el espíritu colectivo de las películas. Yo no trabajo para directores, sino con directores”.
Respecto a las películas en que trabajaron juntos, refirió que en ellas puso todo de sí. “No entregué cualquier cosilla. No era simplemente un trabajo”, finalizó.