Para mantener un cabello desenredado, los antiguos yaquis utilizaban un cepillo elaborado a través de un cactus, cuyo nombre se le conoce en la tribu como "echo", relató María del Rosario "Chayito" Urzúa, promotora cultural de Tórim.
Los primitivos y prácticos cepillos, dijo, se utilizaban desde antes de la llegada de los españoles e incluso después de la intromisión del hombre blanco a territorio yaqui, los miembros de la tribu llevaban el mencionado artículo de cerdas en sus bolsillos.
La elaboración del mismo, indicó, es a través de las espinas de un fruto maduro del "echo", cuyas espinas son cortadas y adaptadas a un mismo tamaño, para después utilizar los desechos del cactus y elaborar el mango del cepillo.
Además, "Chayito" destacó que los antiguos indígenas yaquis después de cepillarse, echaban el cabello caído acumulado en forma de "bola" en canastos diariamente hasta su muerte.
Bajo la cabeza del difunto, comentó que colocaban una almohada llena del cabello del fallecido, ya que tenían la creencia que el pelo era parte de la esencia de cada persona y no se debía dispersar en cualquier parte.
Actualmente, mencionó que solo las personas mayores son las que conservan esta costumbre, mientras que una pequeña parte de los jóvenes de la tribu aprenden a elaborar los primitivos cepillos.