En los pasillos internos del Estadio Yaquis se ubica un altar muy especial, un espacio al que nunca le faltan flores y que ofrece a los jugadores la oportunidad de agradecer o pedir algo antes de salir al campo.
Sobre una repisa de madera, justo a la salida de los vestidores del equipo local, se encuentran las imágenes de la Virgen de Guadalupe, de cuyas manos cuelgan un rosario y un escapulario, y de San Judas Tadeo, conocido como el santo de las causas imposibles.
Al centro destaca un cuadro con la bendición otorgada por el Papa Francisco y traído desde el Vaticano. "Su santidad Francisco otorga la bendición apostólica a Club Yaquis de Ciudad Obregón e invoca por intercesión de María Santísima abundancia de gracias divinas", se lee en el documento, acompañado de una fotografía del pontífice en la parte superior.
Este altar se ha convertido en un lugar significativo dentro del estadio. En su sencillez, ha sido el punto donde jugadores y cuerpo técnico se encomiendan a Dios por medio de la Virgen de Guadalupe y San Judas Tadeo, o simplemente se detienen a orar antes o después de los encuentros.

SIEMPRE TIENE FLORES
Se procura que siempre haya flores naturales en buen estado, como ofrenda de agradecimiento por las bendiciones recibidas.
Cada jugador tiene, además, su propio ritual, visible en ocasiones cuando se les ve orar juntos durante los entrenamientos, persignarse antes de entrar al campo o mirar al cielo confiando a Dios sus intenciones.
Tras la muerte del Papa Francisco en mayo de este año, el cuadro con la bendición apostólica al Club Yaquis adquiere un valor aún más especial. Más que un símbolo, se ha convertido en un objeto preciado que seguramente permanecerá ahí por mucho tiempo.





