¿Sabes cuál es el significado de la Danza del Venado y Pascola? aquí te decimos
José Luis Medina, promotor cultural yaqui, explicó el antepasado y el ahora de esta tradición que se vive en Sonora
Aunque no hay una fecha precisa de las primeras ejecuciones de la Danza del Vaneado y Pascola, los yaquis del pasado y de la actualidad, se refieren a ella como un culto o ritual para atraer lluvia, veneración a los mayores fallecidos, bendecir la tierra y lugares.
José Luis Medina, promotor cultural yaqui, explicó que a diferencia de la danza de los matechines o los chapayecas (fariseos), que participan en los rituales por consagración o por la llamada manda, los dedicados a realizar los mencionados movimientos ancestrales lo hacen solo por servicio.
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“La Danza del Venado y Pascola, es muy importante porque representa el bien, la purificación, la sanación a un sinfín de problemas que uno o las familias o cuando llega a faltarnos un mayor de la tribu, a través de esta danza también se le venera al difunto, es una manera de purificar el alma de las animas de nuestros seres queridos que ya no están con nosotros”, comentó.
CLARIDAD
Para poder realizar la danza tradicional, aclaró que los participantes deben ser hablantes del idioma cahíta y con ello puedan desempeñarse bien durante la ejecución del baile, en donde también estudian los movimientos del venado al grado de “convertirse” en el animal.
“Cualquiera es bienvenido siempre y cuando le entienda o hable la lengua materna, porque esto también conlleva a las pláticas que se realizan dentro de la enramada, entonces si uno no es hablante, ¿cómo va a desenvolver su papel? O ¿cómo va a dar sus charlas?, ¿cómo va a recibir a la gente?, ¿cómo le va a entender a los cantos?, entonces cien por ciento tiene que hablar la lengua materna y entenderla”, expuso.
José Luis, también conocido como “el moro”, destacó que es importante informar a las personas ajenas a la tribu sobre la ritualidad, para que al momento de asistir a uno de los ocho pueblos yaquis o presenciar una danza, puedan respetar los usos y costumbres que han tenido desde cientos de años atrás.