Por: Oviel Sosa
Hally Alexia, de siete años de edad, es una guerrera que luchó y nunca se rindió; quien estuvo respaldada en todo momento por su madre, Flor Camacho Quiroz, y por su familia, que la cobijaron en un ambiente lleno de fe y amor, factores determinantes para librar la batalla que enfrentó ante este desgarrador padecimiento.
En ese momento la vida de Hally, su madre y familia dio un giro drástico, pues la niña fue trasladada al Isssteson de Hermosillo y durante un año estuvo hospitalizada en el área de Oncología Pediátrica.
La mamá de la menor, quien radica en Ciudad Obregón, se vio obligada a mudarse a la capital de Sonora para estar cerca de su hija y del proceso que llevaba, porque el tratamiento al que tuvo que ser sometida era muy doloroso, demandante y desgastante, física y emocionalmente, pero la fuerza de voluntad y la actitud de Hally le hacían recobrar el ánimo.
"Ella, cuando se sentía bien, sonreía, platicaba y jugaba con los doctores, algo que me alentaba a seguir adelante, porque yo veía que ella estaba luchando y eso me dio mucha fuerza, porque sí hubo momentos muy difíciles", recordó Flor Camacho.
Conforme pasaba el tiempo, la flama de la vida permanecía y los doctores pusieron su empeño y conocimientos en la infanta, quien fue respondiendo de manera positiva al tratamiento.
Transcurrieron dos años y siete meses desde que en agosto de 2016 recibieron la noticia que daba el terrible diagnóstico, y el 25 de marzo de 2019 escribió un final: el triunfo de Hally al tocar la campana que indicaba que superó la enfermedad.
"Ella siempre mostró entereza por salir adelante, lo que es un ejemplo para nosotros, los adultos, pues cuando pasamos por problemas se nos viene el mundo encima, pero ella demostró sus ganas de vivir, lo que es una victoria excelente", comentó la señora.
Un año en el hospital y otro año y medio yendo y viniendo de Ciudad Obregón a Hermosillo quedó atrás, porque hoy, Hally está en casa, con su madre y familia, mostrando esa alegría que la caracteriza.
"Me siento muy bien, porque ya no me van a dar quimioterapias. Mis amigas en la escuela me han recibido muy bien", expresó la pequeña, al tiempo que dibujaba una sonrisa en su rostro.
La mamá de Hally suspira y agradece al Creador y a los especialistas médicos por permitir tenerla entre sus brazos, abrazarla y besarla después de la prueba más difícil que le ha puesto la vida.
Actualmente, el cabello de la niña está poblando su cabecita, que en su tiempo quedó rapa a consecuencias de las quimioterapias que recibió.
Hoy en día, Hally, su madre y familia, quienes caminaron por un terreno espinoso y poco esperanzador, sonríen y se toman de la mano, construyendo esa unión para nunca bajar los brazos y dejar atrás un pasaje al que vencieron con valentía.