Dani regresa a la Basílica de Guadalupe para agradecer que ganó la batalla

Es una promesa cumplida, pero también una manera de dar testimonio del poder de la fe y el amor familiar

Dani regresa a la Basílica de Guadalupe para agradecer que ganó la batalla

Con un ramo de flores blancas en brazos y un girasol como símbolo de esperanza, Dani, un pequeño guerrero de apenas 7 años, regresó a la Basílica de Guadalupe para agradecer un milagro: haber vencido la leucemia infantil.

Hace tres años, Dani fue diagnosticado con esta enfermedad. Su cuerpo comenzaba a mostrar los estragos de las primeras quimioterapias, había perdido el cabello, su sistema inmune estaba comprometido, y necesitaba una silla de ruedas para movilizarse.

Fue entonces cuando su familia, guiada por la fe, lo llevó a la Basílica para pedir la intercesión de la Virgen de Guadalupe.

"Fue una promesa. En ese momento solo pedíamos tenerlo más tiempo con nosotros", recuerda su madre, Mily Morales.

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UN CAMINO DIFÍCIL, PERO LLENO DE FE Y AMOR

Durante los siguientes tres años, Dani y su familia vivieron momentos críticos. Hubo recaídas, hospitalizaciones, noches sin dormir y un sinfín de oraciones. Pero también hubo esperanza, amor, y sobre todo, una fe inquebrantable.

En este proceso, Dani aprendió a rezar. Su infancia, marcada por tratamientos médicos y visitas al hospital, también estuvo acompañada de espiritualidad. Cada pequeña mejora era motivo para dar gracias.

El pasado 1 de agosto, Dani tocó la campana que marca el fin del tratamiento oncológico. Ahora se encuentra en la etapa de vigilancia médica, una fase esperanzadora que indica que ha superado lo peor.

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REGRESO A LA BASÍLICA: UNA PROMESA CUMPLIDA

Pocos días después, Dani y su mamá regresaron al sitio donde todo comenzó. Esta vez, el niño caminaba por su propio pie, con su cabeza cubierta de cabello y una sonrisa que hablaba de victoria. Su ofrenda fue sencilla, pero profunda y se materializó en flores blancas y un girasol que colocó a los pies de la Virgen Morena.

"Fue algo hermoso, Dani ya pudo disfrutar la visita. Siempre ha sido un niño creyente y con mucha fe", dijo Mily.

Para la familia, esta visita fue mucho más que una tradición religiosa: fue un acto de gratitud y un testimonio de que, incluso en medio del dolor, la fe puede sostenernos.

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SEPTIEMBRE DORADO: UN MES PARA VISIBILIZAR EL CÁNCER INFANTIL

El caso de Dani se suma a los muchos testimonios de esperanza que se comparten durante el"Septiembre dorado", mes de concientización sobre el cáncer infantil. Su historia, es un mensaje de aliento para otras familias que actualmente enfrentan la misma batalla.

"Dios nunca soltó a Dani de su mano. A través de todo este proceso, nos ha mostrado que está con nosotros", concluyó su madre.