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Combate la delincuencia Willy Cortez





Por: Oviel Sosa

Willy Cortez, mote que adoptó para labrar su carrera, ahora sostiene una contienda debajo del ring enfocada a fo­mentar el deporte y la activi­dad física para erradicar ma­las conductas en internos del Centro de Readaptación Social (Cereso), en Obregón.

Tras su retiro en el 2008, Ubaldo Acosta Salido, nom­bre de pila del ex luchador profesional, decidió trasmitir el aprendizaje que forjó en el ring; por ello, desde hace seis años trabaja en esa prisión.

“La idea que se persigue es que la estancia de los presos sea productiva; que vean en la actividad física un instrumen­to que los mantiene ocupados en algo productivo", expresó.

Willy Cortez imparte clases de lucha libre, boxeo y motiva a los internos a enrolarse en una rutina apegada a la disci­plina que demanda el deporte, para que tengan un beneficio en su salud física y mental.

"También hemos invitamos a celebridades del deporte lo­cal, como lo es el cronista de beisbol, Alfonso Araujo, y el ex lanzador de Grandes Ligas, Vi­cente ‘Huevo’ Romo", comentó.

Los presos, al ver gente que triunfó en su vida y al platicar con ellos que les compartan sus experiencias, se motivan y los mantiene alejado de malos pensamientos, señaló.

A su vez, el ex guerrero del pancracio dijo que ya tuvo acercamiento con el director del instituto del Deporte de Cajeme, Plutarco Sánchez Pa­tiño, a quien le planteó la idea de llevar funciones de lucha libre, boxeo y deporte, en ge­neral, a las comisarías, como parte de un plan que vaya en­caminado a combatir las adic­ciones y los actos delictivos en tales asentamientos humanos, golpeados en su mayoría por la inseguridad.

Willy Cortéz dejó atrás toda la parafernalia que rodea la lucha libre y ahora se dedica a promover el deporte en perso­nas que cumplen una condena en el Cereso, a quienes orienta y encamina en el deporte, para que adopten una conducta que le sirva para que cuando se reintegren a la sociedad no recaigan en las acciones ni en comportamiento delictivo, sino que se conviertan en personas productivas, una batalla que lo motiva, porque el triunfo radi­ca en moldear actitudes nega­tivas con acciones positivas.